Por Sergio Díaz
23 de septiembre de 2024Un estudio de la Universidad Estatal de Oklahoma ha revelado que las ciruelas pasas, conocidas principalmente por sus propiedades para mejorar la salud digestiva y combatir el estreñimiento, también tienen un gran efecto en la prevención de la pérdida ósea y el fortalecimiento muscular.
Según la investigación, el consumo diario de ciruelas pasas aumenta en un 17% las concentraciones de IGF-1, una proteína que regula la hormona del crecimiento y favorece tanto el desarrollo de los huesos como el tejido muscular. Este hallazgo sugiere que esta fruta desecada podría ser una aliada clave en la lucha contra la osteoporosis, una enfermedad que afecta especialmente a mujeres postmenopáusicas.
Además de su conocido efecto laxante, las ciruelas pasas son ricas en vitamina K, potasio, fósforo y magnesio, todos ellos nutrientes esenciales que ayudan a prevenir o retrasar al menos la pérdida ósea en edades avanzadas.
El estudio muestra que consumir 10 ciruelas pasas al día durante un año puede aumentar la densidad mineral ósea en el antebrazo y en la columna baja; esta densidad mide la cantidad de calcio y de minerales presentes en un área del hueso.
Los investigadores recomiendan un consumo diario de 50 gramos de ciruelas pasas, equivalente a cinco unidades (unas 100 calorías), para obtener beneficios en la masa muscular y ósea. Estas se pueden incorporar fácilmente a la dieta, añadiéndolas a cereales, yogur o como snack.
Además de su efecto en la salud ósea, las ciruelas pasas ayudan a controlar los niveles de azúcar en la sangre, gracias al sorbitol, un azúcar natural que se absorbe lentamente, evitando picos glucémicos. También mejoran la respuesta a la insulina y pueden reducir el colesterol, gracias a su alto contenido en fibra soluble.
Esta ciruela deshidratada supone una buena fuente de hierro, que nos ayuda a combatir la anemia, y su vitamina C previene la calcificación arterial, que es la acumulación de calcio en la pared de las arterias, y desempeña un importante papel en el desarrollo de la enfermedad cardiaca y vascular, manteniendo saludables los vasos sanguíneos.
La conclusión definitiva de los investigadores es que los minerales, los compuestos fenólicos, la vitamina K y la fibra dietética contenidos en esta fruta de pequeño tamaño contrarrestan los efectos de la pérdida ósea, especialmente presente en las mujeres a partir de los 45 años.