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Bullying: cuando tus compañeros de clase te humillan

Los casos de acoso escolar o bullying aumentan en nuestro país un 20% cada año. En la actualidad están contabilizados más de 11.000 casos, sin tener en cuenta los que no se denuncian

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Bullying: cuando tus compañeros de clase te humillan

Por Julia Porras

7 de septiembre de 2022

Izan quiso celebrar su cumpleaños con sus compañeros de campamento, en su colegio de Lloseta, Mallorca. Pero los otros niños, decidieron cambiar la versión de "cumpleaños feliz" por una mucho más hiriente, que le humillaba y se metía con su aspecto físico. "Gordo, mierda pa' ti" fue la "ocurrente" rima que los otros niños decidieron cantarle a Izan para que soplara las 11 velas de su tarta de cumpleaños.

Pero no es un hecho puntual, Izan, según apuntó su hermano Marcos que es el que subió el humillante video a redes para denunciar el hecho, lleva años sufriendo este acoso por parte de sus compañeros. De hecho tras este incidente, el niño anunció al llegar a casa que "la vida es una mierda, ya no quiero vivir más".
Tras hacerse público su caso, el pequeño Izan ha recibido el apoyo de muchos usuarios de las redes sociales y de famosos que han querido subirle el ánimo y recordarle que no está solo en este duro trance de su vida. Aitana, Paula Echevarría, el streamer Ibai Llanos o el futbolista del Atlético de Madrid Antoine Griezmann le han mandado mensajes de apoyo para que sepa que están junto a él. 

Pero, el caso de bullying de Izan no es un hecho aislado. Otros niños lo sufren a diario y, en muchas ocasiones, nadie llega a saberlo, ni siquiera su familia.

En España existen 11.229 casos de bullying o acoso escolar y, cada año, el número aumenta un 20%. Aunque existen muchos tipos de bullying: físico, psicológico, verbal, social, sexual o el ciberbullying, todos ellos tienen consecuencias devastadoras en la salud mental de los agredidos, e incluso puede llevarlos al suicidio.

El testimonio de Andrea
Andrea tiene 24 años y nos cuenta entre lágrimas, diez años después, su caso de acoso escolar. “Todo empezó en quinto de primaria. Yo empecé a desarrollarme a esa edad y cogí algo de peso. Y entonces los niños comenzaron a insultarme, a llamarme gorda y otra clase de insultos. Incluso con el tiempo cogieron confianza y empezaron a tirarme del pelo, tirarme toda clase de cosas en clase e incluso a tocarme los pechos”.

El siguiente curso fue aún peor porque las críticas, insultos y humillaciones fueron pasando de unos grupos a otros e incluso llegaron a producirse en el ámbito personal de Andrea. “Algunas niñas acudían por la tarde a mi casa y llamaban a mi portero para insultarme. Además, si me las encontraba por la calle, que era fácil, porque vivían al lado, me agredían y seguían con las humillaciones”.

Ya en el instituto Andrea llegó incluso a sufrir un trastorno alimenticio tan grave que tuvo que ser ingresada durante dos meses en el hospital. Dejo de comer, “porque quería que las otras chicas me aceptaran y para eso tenía que adelgazar”, asegura Andrea.

Estuvo a punto de morir porque las otras chicas y chicos le hicieron creer que ella no valía nada tal y como era. Pero, afortunadamente, su llamada de atención surtió efecto y su familia y un equipo médico la sacaron primero de su problema con la comida y después de su crisis mental. Una psicóloga hizo el resto y, un año y medio después de un tratamiento intensivo, Andrea pudo retomar su vida y comenzar una nueva etapa en la Universidad, lejos de sus acosadores.

Cómo reconocer las señales de que un niño sufre bullying
Según la psicóloga Elena Daprá, cuando un niño sufre este tipo de acoso en el colegio, hay varias señales que pueden alertarnos de lo que está sucediendo. “El niño puede sufrir cambios de humor, estar más triste, más irritable. Y sobre todo tener cambios de comportamiento, por ejemplo, le puede costar más dormir o empezar a sufrir pesadillas”. Además, el niño puede tener todo tipo de síntomas somáticos, dolor de cabeza, de estómago, sin una causa médica justificada.

 “Hay que estar muy atento”, alerta la doctora Daprá, “porque suelen aparecen síntomas físicos, aunque a veces pasan desapercibidos, como golpes o arañazos que los niños suelen decir que se han producido por caídas o accidentes sin importancia”.

El no querer ir a la escuela, es otra de los síntomas de alerta. Niños que aparentemente no tenían problemas de relaciones sociales empiezan a aislarse, no quieren ir a las actividades del cole, ni extraescolares. No quieren salir de casa. Además, todo esto suele ir acompañado de una bajada en el rendimiento escolar en la mayoría de los casos.

Estrategias para evitarlo y detectarlo
Todos los agentes implicados, profesores, colegios, trabajadores de los centros educativos y padres deben estar atentos a las señales y estar muy sensibilizados con el tema, porque el bullying “no es hacer una broma a un compañero, es una agresión y debe tener consecuencias”, asegura Daprá.

En casa se debe crear un ambiente seguro en el que el niño vea reforzada su autoestima y sepa “que se le quiere por lo que es, no por lo que hace o por su aspecto físico”, dice Daprá. Además, es importante crear un entorno en el que el niño se sienta lo suficientemente cómodo para contar lo que le está pasando, incluso aunque esté bajo la amenaza de su agresor o agresores.

Y es que un niño que sufre bullying “tiende a encerrarse, a aislarse y a pensar que quizá tenga algo malo y que, por eso, le pegan y se meten con él. Su autoestima se ve anulada y tiende a pensar que tienen que cambiar”. Pero los que tienen que cambiar son los demás, porque una agresión nunca está justificada.

 



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