Alergia al sol: síntomas y cómo tratarla

Para muchas personas, exponer la piel al sol tiene consecuencias que, sin ser graves, pueden causar molestias como   pequeñas ronchas o lesiones pruriginosas (que pican) en las zonas descubiertas de la piel, es decir, en escote, hombros, rostro y antebrazos. Por lo general, son lesiones transitorias que desaparecen a las pocas horas de la exposición al sol. Es lo que los expertos denominan alergia al sol o urticaria solar.

La alergia al sol o urticaria solar es una enfermedad fotosensible que puede venir de una patología o enfermedad de la piel previa como es el lupus. También puede producirse por el contacto con un producto, como un perfume o una planta que convierte la zona rozada en más sensible a los rayos del sol, lo que se conoce como fotoalergia de contacto o bien puede estar provocada por una dermatitis alérgica o hipersensibilidad al sol. Ante cualquier de estas situaciones, “la respuesta de la piel se presenta en forma de lesiones rojas que pueden convertirse en granitos tipo acné. Es lo que los especialistas llamamos erupción acneiforme, se parece mucho al acné, pero se trata de una alergia cutánea, y es distinta porque, por ejemplo, produce mucho picor”, asegura la doctora Ana Molina, dermatóloga y divulgadora en redes.

La más común de las alergias al sol es la erupción polimorfa lumínica, que aparece en forma de ronchas rojas por las zonas más expuestas. “Estas lesiones suelen ser transitorias, se resuelven rápido”, explica la doctora Molina.

Otro tipo de alergia se puede producir por aplicarnos algún tipo de perfume sobre la piel, antes de tomar el sol, o por usar algún tipo de joya de metal mientras nos exponemos. “El sol, con su calor, nos hace sudar bajo el metal y, esto, además de provocarnos una quemadura, puede producir dermatitis de contacto irritativa en la piel”. Además, si tenemos algún tipo de alergia a metales como al níquel, que es una de las más frecuentes, el sol puede empeorar mucho el proceso y desarrollar una dermatitis de contacto fotoalérgica, que es una inflamación de la piel que se produce cuando estamos expuestos a una sustancia a la que somos alérgicos, en presencia del sol”, explica la doctora Molina. Por eso se recomienda retirar las joyas cuando vamos a bajar a la playa.

¿Cómo evitarlo?

Una buena protección solar, aplicada al menos 30 minutos antes de la exposición al sol, es clave para evitar riesgos. “Si ya sabemos que somos hipersensibles a la luz solar, también podemos tomar un antihistamínico oral antes de tomar el sol”, dice la doctora Molina.

De todos modos, si llega a sucedernos, “lo ideal sería consultar con un dermatólogo, lo que pasa es que, si estamos de vacaciones, es complicado, porque no suele haber y acudimos a un médico de atención primaria”. El médico nos recetará antihistamínicos y puede que corticoides, si el caso es más grave pero, en todo caso, “sería buena que el paciente se hiciera fotografías de sus lesiones para mostrárselas a un dermatólogo a la vuelta de vacaciones, para que de ese modo el especialista pueda determinar qué tipo de alergia es”.

Hay que tener en cuenta que “hay muchas cosas que se catalogan como alergia al sol sin serlo y muchas otras que no se determinan como tal y son una alergia provocada por la exposición al sol. Para eso es necesario acudir a un dermatólogo”.

En las consultas de dermatología, además, se lleva a cabo una técnica de “desensibilización progresiva” en pacientes con mucha hipersensibilidad, que consiste en ir dándoles sesiones controladas de rayos VA Y VB en cabinas de rayos UVA, para que la piel se vaya acostumbrando a las exposiciones a estos rayos y, cuando llegue el verano, “su piel no tenga esa reacción tan marcada”.

En definitiva, la clave para evitar esta molesta dolencia y poder pasar un buen verano está en “la correcta protección solar, mucha hidratación de la piel y prevención. Y, si pasa, acudir al médico para que le trate rápidamente la alergia con medicamentos adecuados”, concluye la doctora Molina.

 

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