Por Andrea Martín
21 de agosto de 2024En este momento del año en el que la exposición solar alcanza sus máximos, hay muchas personas que al exponer su piel al sol sufre una serie de consecuencias que, sin ser graves, pueden causar molestias como pequeñas ronchas o lesiones pruriginosas (que pican) en el escote, hombros, rostro y antebrazos. Por lo general, son lesiones producidas por lo que se denomina alergia al sol.
Según explica la doctora Mar Fernández Nieto, especialista del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, “la mal llamada ‘alergia al sol’ engloba diversas alteraciones de la piel, que tienen como factor común la reacción de la misma ante el sol, aunque confunde porque ninguna de ellas tiene en realidad un mecanismo alérgico. La alergia al sol como tal, no existe. Sin embargo, sí están descritas alteraciones dermatológicas en relación con la exposición a la luz del sol”.
La consecuencia más común es la erupción polimorfa lumínica. Esta patología aparece sobre todo en mujeres jóvenes durante la primavera y a inicios del verano, siendo menos frecuente cuanto más expuesta ha estado nuestra piel. “Afecta especialmente a la cara y al escote, las zonas de mayor exposición en la vida diaria, aunque a veces también aparece en brazos y pies si se usan sandalias; las lesiones suelen ser pequeñas y aparecen a las pocas horas de haber estado al sol (no necesariamente tomando el sol en la piscina o la playa, sino que puede ocurrir si caminamos un buen trecho por la calle estando al sol). Además, pueden no asociar picor y, al solventarse, no dejan cicatriz”, explica la doctora Fernández Nieto. “El tratamiento inmediato para resolver este cuadro son los antihistamínicos, que suelen actuar con rapidez, y los corticoides en caso de enrojecimiento intenso e inflamación”.
Además de la polimorfa lumínica existen otras alergias al sol menos comunes. Entre ellas encontramos:
· La urticaria solar. Esta es más infrecuente que la erupción polimorfa solar, y las lesiones son distintas. “Son más grandes, similares a una picadura, y no aparecen necesariamente en las zonas expuestas sino en cualquier lugar del cuerpo”, explica la especialista. Afecta tanto a hombres como a mujeres, y puede suceder en cualquier momento del verano. Las lesiones aparecen al inicio de estar expuestos al sol, en minutos.
· Prurigo actínico. Es específico de pieles con más edad, y se produce por una reacción exagerada de la piel a la radiación solar. Normalmente lleva asociado un engrosamiento de la piel.
· Fotodermatosis secundarias al uso de medicamentos. Se producen con la toma de ciertos medicamentos a la vez que nos exponemos al sol. Son más frecuentes en personas multimedicadas o de edad avanzada, y producen lesiones similares a quemaduras. A veces pueden incluso aparecer ampollas. “Los fármacos con los que debemos tener cuidado son, entre otros, antibióticos, antiinflamatorios, antidepresivos, diuréticos y algunos ansiolíticos”.
· Porfirias cutáneas. Estas alteraciones se producen por niveles altos de porfirinas en sangre, que impiden la producción adecuada de hemoglobina y mioglobina. Los síntomas más habituales son erupciones, ampollas y enrojecimiento cutáneo, y en algunos casos puede cursar con convulsiones y dolor abdominal. “El tratamiento requiere una protección solar extrema, es decir, no solo con filtro solar, sino también con medios físicos como sobreros o ropa de manga larga y de forma continua”.
· Hidroa Vacciniforme. Es una enfermedad infrecuente que se produce en niños de fototipo claro (I/II) y suele resolverse al llegar a la adolescencia. Las lesiones en la piel suceden incluso en invierno, aunque son más frecuentes en verano, y se caracterizan por vesículas con contenido hemorrágico que pueden evolucionar a cicatrices. La prevención pasa por evitar la exposición solar, y se debe consultar con un dermatólogo en estos casos.
Para prevenir la aparición de estas alteraciones en la piel es fundamental el uso de cremas con factor de protección elevado. También se pueden utilizar suplementos que proporcionan un extra en cuanto a protección solar porque aumentan la capacidad de los melanocitos de absorber la luz. A veces, incluso a pesar de la prevención, pueden presentarse estos brotes, y algunos dermatólogos recomiendan una terapia de desensibilización mediante fototerapia, que se basa en ir acostumbrando nuestra piel a la exposición al sol poco a poco, en horas seguras, en tandas de 20-30 minutos cada día.