Por Peter BABEL
31 de enero de 2025Hay que agradecer, a todos los miembros del Patrotano del CNIO, su esfuerzo, su trabajo y su tiempo. Y, también, lamentar su testudínea lentitud en afrontar el sabido problema que existía con su Directora. Pertenecer a un patronato es un gesto que honra a quienes, de manera desinteresada, se ofrecen para dedicar su tiempo y sus conocimientos a los demás, sin ningún tipo de recompensa económica. Pero también es cierto que el compromiso de pertenecer a un Patronato, de cualquier entidad, ni es obligatorio, ni es perpetuo, por lo que a nadie se le exige darse de baja cuando considere que no tiene tiempo, o salud, o, simplemente, ganas de llevar a cabo esa labor.
El Patronato del CNIO tenía conocimiento de las irregularidades producidas por la directora, mucho antes de que el diario ABC, las publicara. Pero es que una vez que los hechos, no sólo los conocía el Patronato, sino cualquier español, el Patronato tardó mes y medio en tomar alguna medida, mientras los medios de comunicación, día tras día, no paraban de dar detalles de hechos que causaban tanta sorpresa como asombro.
Naturalmente que no se pueden tomar medidas drásticas, sin recabar antes información. Pero esa información ya obraba en poder del Patronato, mucho antes de que la difundieran los medios, y esas noticias minaron, día a día, y durante demasiado tiempo, el prestigio del CNIO. Espero que los españoles, en general, valoren los esfuerzos de los investigadores del CNIO, mucho más que las irregularidades de su directora y la desesperante reacción del Patronato. Porque si no fuese así, hasta se resentiría la campaña de cuestación.