Póntelo, pónselo…y la mala memoria

Podría empezar a mentir, diciendo que cuando comenzó la campaña de “Póntelo, pónselo”, yo no había nacido. Pero tampoco me voy a poner a decir los años que tenía hace 35 años, porque como observó Bernard Shaw “Una mujer que dice su edad auténtica es capaz de cualquier cosa”.

Sí recuerdo que escandalizó en algunos lugares y tardó tiempo -bastantes años- hasta que se normalizó que una chica, que llevara un par de preservativos en el bolso, no era una loba que había salido con premeditación alevosía a acostarse con el primero que se tropezara, al entrar en la discoteca.

Sin embargo, algo ha sucedido, porque los contagios de enfermedades venéreas aumentan, como si estuviéramos con los mismos prejuicios que hace cuarenta años. Mucho feminismo, mucho empoderamiento de boquilla, mucha lucha contra la discriminación, pero ni él se lo pone, ni ella le puede ayudar, porque se ha olvidado al pasar por delante de la farmacia. Por cierto, puesto a ponernos suspicaces, lo del “pónselo” me parece de un servilismo discriminatorio, que hoy sería rechazado sin ninguna duda.

¡Ah! Y, en el reparto de la incomodidad de contraer una Infección de Transmisión Sexual, las mujeres resultamos más perjudicadas, porque nos puede causar incluso infertilidad, que puede que para algunas sea una liberación, pero para la mayoría creo que no.

En fin, 35 años y apenas hemos avanzado. Y la curación no es sólo una molestia, sino un peligro grave para la salud. 

 

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