Por Peter BABEL
4 de marzo de 2025Recuerdo, hace años, la primera vez que estuve en algún parque temático de Estados Unidos: me asombré de la cantidad enorme de personas discapacitadas que necesitaban trasladarse en sillas de ruedas. Aquello duró poco. De repente, vi a uno de los discapacitados levantarse de la silla de ruedas y acudir a recoger un perrito caliente que alguien le traía. No tenían problemas de articulaciones, simplemente estaban gordos y felices de ser gordos, se negaban a desplazarse andando. Parece que, en España, vamos camino de mojarle la oreja a Trump, sin ningún respeto, y tener un porcentaje de niños obesos superior al de Estados Unidos.
Aquí no hay discrepancias como en las vacunas y todos coinciden en que la obesidad -aparte de orígenes genéticos- se debe al sedentarismo y la comida procesada. Un niño aplicado con la pantalla y el móvil, siempre sentado, y una alimentación a base hamburguesas y platos preparados, será un obeso de provecho. Hasta en los recreos, ya nadie juega al fútbol, en cuanto el alumno dispone de un móvil y se queda de pie, con la cabeza inclinada 33º sobre la pantalla.
Que una sociedad tenga información de lo que ocurre, y no tome ninguna iniciativa, es una de las paradojas de nuestro tiempo. Prohibir las hamburguesas sería tan necio como proclamar la Ley Seca, y poner multas a la gente, que se sienta en los bancos de los parques, una exageración.
Conclusión: el aumento de la obesidad es algo muy gordo.