Por Peter BABEL
24 de noviembre de 2023Las cifras son deslumbrantes: casi el 40% de los niños españoles, entre 7 y 9 años, presentan problemas de sobrepeso. Por ser exactos y respetuosos con los porcentajes, el 39% en las niñas y el 38% en los niños.
Ya sabemos que no debemos confundir la obesidad con el sobrepeso, pero a los siete años es cuando el ser humano está más activo en ejercicios físicos, en movilidad y en prácticas deportivas, y el sobrepeso es el preludio que puede llevar a la obesidad, precisamente porque, a medida que caen los calendarios, nos volvemos más sedentarios.
Resulta curioso que, en España, si vemos que el niño tiene dificultades para ver, leer, distinguir objetos o interpretar carteles desde lejos, lo llevamos rápidamente al oftalmólogo. Sin embargo, si vemos que el niño se va ensanchando de manera visible, y, no sólo se estabiliza en el sobrepeso, sino que va a más, parece un síntoma que no alarma demasiado. Y no me refiero a correr inmediatamente, por un par de kilógramos de más, al endocrino, al dietista, y a quién sea, sino vigilar el peso, enterarnos de lo que come fuera de casa, y calibrar si los aparatos audiovisuales y digitales a su disposición, le han vuelto un sedentario con escasas ganas de levantarse de la silla o del sofá, por mucho que sea el tiempo en que permanezca sentado.
No he visto encuestas al respecto, pero los niños no madrugan con tiempo suficiente para una de las comidas más importantes del día: el desayuno. Algunos padres/madres, a partir de cierta, edad les dan algo de dinero para que se compren algo que complemente el escaso o nulo desayuno tomado en casa. Y no se compran un zumo de naranja, claro. A veces, en las proximidades de los institutos de enseñanza media, pueden verse en sus manos palmeras achocolotadas gigantescas, o esa respotería industrial en la que, si lees la letra pequeña, no podrás saber si “grasas vegetales” quiere encubrir el aceite de palma, la grasa más barata a pesar de ser importada.
No sabemos si el poeta nace o se hace, pero excepto problemas hereditarios derivados de progenitores obesos, el obeso se hace. Poco a poco, pero sin pausas. Y hay que estar algo más que distraído para no darse cuenta.
Atajar a tiempo el sobrepeso significa evitar problemas sanitarios que, también, con el tiempo, serán muy gruesos.
