Nadie previene sobre las baterías de litio

No soy experto en química, ni en casi nada, pero me llama la atención que nadie hable de la peligrosidad de las baterías de litio, que están presentes en los automóviles eléctricos o híbridos.

En teoría, son lo mejor para nuestra salud: nada de combustiones que provocan CO2, nada de malos olores, más aire limpio para las ciudades… etcétera. Pero las baterías de litio, que son las intermediarias para lograr estos beneficios, corren el peligro de recalentarse y, si la temperatura es muy alta se incendian, y una batería de litio incendiada viene a ser como una bomba de fósforo que arrasa con todo lo que está alrededor.

¿Y es raro el recalentamiento? Bueno, el litio es muy susceptible y puede subir la temperatura, porque el calor ambiente sea intenso, y durante largo periodo de tiempo. Y exactamente por lo contrario: por un exceso de frío. Durante la carga, si hace mucho frío, el litio metálico se puede concentrar en el ánodo y, según dicen los expertos, eso es causa de un mal funcionamiento, que puede provocar un recalentamiento. Por si fuera poco, hay que evitar, durante la carga de la batería, que haya sobrecargas de energía, cosa imposible de prever. 
Vamos, que un automóvil con batería de litio tendría menos peligros si hubiera un sistema de aire acondicionado en las calles, carreteras y autopistas, y la temperatura fuera estable. 

Me mosquean esas noticias de las baterías que, de repente, se incendian y explosionan. Y que, hasta hace muy poco, nadie hablara de ello. No es una cuestión sólo de salud, sino una cuestión de vida y muerte, porque si estás dentro del automóvil, o a menos de cinco metros, no podrás narrar la abrasadora experiencia.

 

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