Por Clara Bravo
16 de julio de 2024Está muy extendida la errónea versión de que la palabra cesárea proviene de Cayo Julio César, por venir así a este mundo, pero el primer caso de nacimiento por cesárea data del año 1500, es muy poco romántico, y se achaca a un castrador de cerdos, que llevó a cabo esta operación para salvar la vida de su mujer. En realidad el vocablo procede del latín “caedere” que significa cortar, y hay que reconocer que una incisión en el abdomen -una laparatomía- es cortar por lo sano, vamos, por peligro de muerte.
Porque ése es el origen de la cesárea: peligro de muerte para la madre o peligro de muerte para el feto ya desarrollado, y con posibilidades de vivir. Naturalmente se trata de una intervención extraordinaria, pero la Organización Mundial de la Salud advierte que cada vez se extiende más este tipo de intervenciones quirúrgicas, y recomienda que no se sobrepase un porcentaje del 15%. En España, por ejemplo, se supera el 30% y hay hospitales privados que ya alcanzan el 40%.
El parto es una experiencia dolorosa. La cesárea evita el dolor, pero no es buena para la criatura, y hasta podríamos hablar de un nacimiento “artificial”. Y lo es. Que los hospitales privados sean menos rígidos para practicar la cesárea, puede tener su dudoso origen en que “el cliente siempre tiene la razón”, en este caso la parturienta, pero es que la parturienta no es ginecóloga, y si el ginecólogo o la ginecóloga que le atiende, le plantean practicar la cesárea ¿qué va a hacer? ¿Ponerse a discutir con el especialista?
Decían que la mujer del César no sólo debía de ser honesta, sino parecerlo. En este caso, la mujer de la cesárea no es sospechosa de nada, porque ni siquiera dispone cuál es la hora y la fecha del parto.
Por cierto, una de las grandes incógnitas es la curiosidad estadística de que hay muchos más partos de lunes a viernes, que sábados y domingos. Algunas mujeres tenemos curiosidad por saberlo.