
Por Clara Bravo
30 de diciembre de 2025No soy retrógrada, y siento una reverencia por la medicina que me mitiga el dolor, que me sana, y por los científicos que la han descubierto, gracias a sus investigaciones. Pero me inquieta que el personal se ponga muy contento por el descubrimiento de una pastilla que te adelgaza… por el brusco procedimiento de arrebatarte el placer de comer.
Es algo así, como si celebráramos el descubrimiento de una pastilla con la que ya no hay posibilidad de embarazos indeseados, porque te quita el apetito sexual. A mí eso no me parece un descubrimiento. Si seguimos así, llegará un momento en que apenas habrá accidentes de circulación, porque estaremos tomando todos una pastilla que te quita las ganas de conducir. Y, luego, habrá que investigar, con otra pastilla, para que los millones de seres humanos que viven del automóvil -y se habrán quedado sin trabajo- se la tomen para que no caigan en la depresión.
A mí esto no me parece un avance. La gula es el placer más duradero. Además, esto va a arruinar a los gimnasios, porque como todos estaremos delgados y cimbreantes ¿para qué vamos a ir a torturarnos al gimnasio, que en mayo ya no se cabe por la “operación bikini”?
Ya verás, cualquier día descubren una pastilla que quita la avaricia de amasar una fortuna, ingresando en un partido político, y nos quedaremos con una sociedad en la que nadie querrá ser alcalde, ni ministro, ni secretario de organización. Cada vez más fármacos y menos posibilidades de colocar a tu sobrino, o a tu hermano, en un consejo de administración o en una diputación provincial. Igual, en el futuro, somos todos buenos gracias a una pastilla. Me imagino el aburrimiento.