Por Miguel Ángel Bufalá, médico internista
4 de marzo de 2025Desde los orígenes de la actividad médica, en esta profesión, la contraprestación económica no ha sido nunca lo prioritario, e incluso ha habido cierto pudor al hablar de los emolumentos. De igual forma, históricamente la ocupación médica ha contado con elevada consideración social, en lenta regresión actual.
Desde la antigüedad, se habla de la palabra “vocación”, con equiparación exagerada con el sacerdocio, para justificar en cierto modo ambas situaciones.
El pudor disminuyó enormemente con el desempeño laboral en la medicina pública, con bajos salarios que obligan a realizar “guardias” (horas extraordinarias retribuidas a bajo coste) y en muchos casos a compaginar con el ejercicio libre.
La actual ministra del ramo, ante el malestar de la clase médica, ahora sí, generalizado y fuera de la habitual confrontación ideológica, se defiende con falsedad al declarar que “el salario de los médicos es similar al de los ministros”. Y aunque parece que más tarde se disculpó, la mentira y el daño ya estaba hecho.
No tiene disculpa, la terquedad de no querer establecer la “singularidad” para la clase médica en el Estatuto Marco, el no aceptar que los haberes por guardia no se retribuyan como horas laborales y, además, no repercutan al cien por cien en la jubilación, al igual que la privación de libertad, obligando a exclusividades en los posiblemente mejores profesionales del Sistema Nacional de Salud o en los más jóvenes tras diez años o más de formación y trabajo a bajo coste.
Al otro lado del muro, cercano el acuerdo de la Administración y las Sociedades Médicas, se escucha satisfacción en estas últimas por la última propuesta económica gubernamental. Debería ser el momento para modificar el baremo de los diferentes profesionales, ahora, en muchos casos, con retribuciones muy bajas.
Si se consiguen dignificar los haberes de los médicos, se incrementará la satisfacción y no se devaluará la vocación de los mismos. Y, posiblemente, dejara de ser verdad el irónico dicho que reza: “De joven fui pobre, pero gracias a que estudié Medicina y después de mucho esfuerzo y sacrificio ….ya he dejado de ser joven”.