Más funcionarios, menos médicos

La Administración necesita personal para poder cubrir los servicios que necesitan los ciudadanos, en cuyo nombre los administra. Son funcionarios los jueces, los militares, los inspectores de Hacienda, los policías, los guardias civiles, y un largo etcétera, como los letrados, y cualquiera que haya aprobado unas oposiciones para trabajar en algún cuerpo o sección de la Administración estatal, municipal o autonómica.

¿Y los médicos que prestan servicio en la Sanidad Pública? No, esos no son funcionarios. Me dicen que son personal estatutario, que vienen a ser algo así como la rana, que no se sabe bien, si es carne o pescado, o sea, que no es un profesional al servicio exclusivo de la Administración, ni tampoco un profesional contratado por una empresa privada.

Cada año, en España -sobre todo en vísperas de alguna convocatoria electoral- el partido que está en el Gobierno dice que va a aumentar en 30.000 el número de funcionarios. Y, desde luego, seguro que hacen falta bibliotecarios, y profesores, y bibliotecarios, y personal cualificado en los museos, y secretarios municipales de carrera, pero eso no significa que se vaya a aumentar el número de plazas médicas, ni que vayan a pasar a ser fijos quienes tienen una plaza temporal.

No creo, además, que los médicos aspiren a ser funcionarios, que tiene sus inconvenientes -la dedicación exclusiva- y la ventaja -puesto inamovible- porque aspiran a tener posibilidades de disponer de mayor tiempo para una formación continua y, sobre todo, una retribución acorde con once años dedicados exclusivamente a acopiar saberes y prácticas.

Estatutario significa, relativo a los estatutos. Pero cuando las listas de espera se alargan para el paciente, y la consulta se abarrota, sin tiempo para que el médico pueda practicar una medicina humanitaria, el estatuto es tan útil para la salud de un país, como escuchar boleros para que aterricen los aviones sin problemas. Y ponerle al enfermo un esatatuto sobre el estómago, que tardará tres meses en ser operado, no sirve para nada. Sirven los médicos. Pero son pocos.

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