Por Clara Bravo
1 de abril de 2025Se habla mucho de la menopausia que padecemos los seres humanos del género femenino, pero se pasa por alto un largo periodo -que puede durar más de un año- y que se denomina perimenopausia. Es decir, que en el lote vienen unas largas vísperas, que se reparten en incómodos plazos, y que vienen a ser una especie de entrenamiento para lo que llegará después.
Algo así como si antes de romperte una pierna o tener un cólico nefrítico, estuvieras durante más de un año, o cojeando un rato por las tardes, o sufriendo el dolor de los riñones un par ve veces a la semana.
El entrenamiento es bastante completo porque entran ya los sofocos, la sudoración nocturna, la tristeza -que es amiga de la depresión- y hasta la sequedad vaginal. Por si fuera poco, en el periodo de la perimenopausia te puedes quedar embarazada. O sea, que la única ventaja que podríamos tener se nos niega.
Yo que estaba dispuesta a seguir el consejo de Maruja Torres -hacer una hoguera con los tampax, anovulatorios, preservativos, pastillas del día después, diafragmas… etcétera- y celebrarlo por todo lo alto, algo así como una “despedida de mujer fértil”, resulta que tengo que entrar en razón, sufrir con paciencia la perimenopausia, no sea que mis vísperas de la menopausia se encuentren con un embarazo no deseado.
Por cierto, si en esas vísperas las molestias son evidentes, acuda al ginecólogo. Puede que sea el único hombre que casi siempre nos comprende a las sufridas mujeres.