Por Miguel Ángel Bufalá, médico internista
13 de junio de 2024La fecha es muy adecuada, pues llega el verano, y pronto el termómetro llegará a los 35 grados en gran parte de España y el sol brillará, quemando sin tregua. Aunque nadie duda del efecto beneficioso del sol, tanto a nivel físico (imprescindible para la formación de la vitamina D) como psíquico (trasmitiendo sensaciones agradables), la exposición a su radiación ultravioleta está asociado al daño de la piel.
Entre estos peligros se incluye el desarrollo de cáncer de piel, el más frecuente del ser humano, al desestructurar el ADN celular ocasionando mutaciones que pueden terminar en lesiones cancerosas. En España se dan más de 120.000 casos al año entre sus variedades de tipo carcinoma basocelular (que no metastatiza y representa el 65% de los casos), el espinocelular (más agresivo, con una incidencia del 30% entre los cánceres de piel) y el melanoma, que, con una frecuencia de menos del 5%, es responsable del 80 % de fallecimientos por esta causa oncológica. A nivel global, se registra un incremento anual del 10% en la incidencia de estos cánceres favorecido por la creciente actividad al aire libre y otros factores como la dieta, las radiaciones y la genética.
Aunque cualquier persona puede desarrollar cáncer de piel, es mayor el riesgo si tienes la piel blanca o de tono claro con pecas; el cabello rubio o pelirrojo, y los ojos azules o verdes. Si hay lunares que cambian de color, que no crecen de manera uniforme, que cambian de textura o presentes en gran cantidad (más de 50), también es indicativo de riesgo de melanoma.
La prevención pasa por conocer y evitar los factores de riesgo, para lo cual, la principal medida es poner barreras al sol. Estas son sombrillas, ropa, sombrero o gafas y, por supuesto, el uso de cremas o lociones con factor de protección mayor de 30, aplicadas antes de la exposición, tras el baño y cada 3 horas, evitando el sol en las horas de mayor radiación (de 11 a 19). Unas medidas que están especialmente indicadas en niños y jóvenes, para evitar el efecto acumulativo y la sobreexposición al sol, fruto de confiarse en exceso.
De mayor interés preventivo es la “autoevaluación”, empleando la conocida regla del ABCD: Asimetría, Borde epiculado, Color azulado-negruzco, Diámetro superior a 6 mm y Extensión. Ante cualquier sospecha en este sentido, lo recomendable es consultar al médico.
Como resumen jocoso, se dice que hoy en día es más efectivo en prevención el “chiringuito” que muchas campañas institucionales.