Por Peter BABEL
28 de febrero de 2025La cerveza se sigue vendiendo sin receta, pero el Gobierno quiere prohibir su publicidad en las terrazas de bares y cafeterías. Además, no exige un folleto explicativo, como lleva cualquier producto farmacéutico. He tomado al azar dos productos de CINFA: Respibien y Omekaste.
El laboratorio CINFA informa en su prospecto que el Respibien puede producir, en raras ocasiones, temblores, fatiga, irritabilidad, alucinaciones, insomnio, ansiedad, dolor de cabeza, taquicardia, alteraciones visuales, náuseas… Vamos, te quieres quitar la congestión nasal, lees los posibles efectos secundarios, y casi te dan ganas de beberte una caja de cerveza, que a lo mejor tiene menos peligro que el Respibien.
Vayamos con el Omekaste, que se emplea para tratar de neutralizar el reflujo gastroesofágico. También el laboratorio CINFA, con total honestidad, advierte que el usuario pudiera padecer ampollas intensas y sangrado en los labios, los ojos, la boca, la nariz y los genitales. Asimismo, avisa sobre la posible coloración amarilla de la piel, orina oscura y cansancio, que podrían ser síntomas de problemas de hígado. Como en el caso anterior, puedes llegar a la peligrosa conclusión de que es menos peligroso beberse un litro de cerveza de una sentada.
No, no quiero promover que, con cada caña, exista la obligación de que el camarero nos proporcione un prospecto donde se nos recuerde lo que puede suceder si abusamos de la cebada fermentada. O de que se exija receta hasta para las cremas solares. Que nos dejen nuestra responsabilidad para beber, y que la tontería contemporánea de quienes nos gobiernan no llegue a la estupidez de prohibir la publicidad de la cerveza en la terraza de cualquier bar donde, enfrente, a lo peor, hay un anuncio luminoso de una ginebra o de un whisky.