Por Andrea Rivero
19 de septiembre de 2022La música siempre ha estado presente en las civilizaciones humanas, desde las tribus más ancestrales hasta las sociedades actuales. Hacemos uso de ella para hacer deporte, para bailar, para enfatizar el mensaje del cine o la publicidad o como anestésico para nuestro estado anímico. Todos estos usos son consecuencia de los estímulos que la música produce en nuestro cerebro y nuestro organismo. Pero un grupo de investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS) quiere ir más allá. ¿Puede la música provocar respuestas de nuestros genes que puedan tener fines terapéuticos?
A través del proyecto Sensogenoma22, investigadores del IDIS, ubicado en el Hospital Clínico de Santiago de Compostela, investigan cómo los estímulos sensoriales repercuten en el ADN, buscando las bases moleculares que subyacen a la activación de la información genética y cómo ello puede ser una puerta a nuevas investigaciones, nuevos usos terapéuticos y a la mejora de la calidad de vida de las personas.
En esta primera fase, la investigación se centra en la música y la expresión de los genes de la población general y de aquellas personas con patologías como el cáncer, el autismo o el alzhéimer.
De acuerdo con Antonio Salas, investigador principal de Genética en Biomedicina (GenPoB) y del GenVip y catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela, “la finalidad de este proyecto pionero es buscar las bases biológicas del estímulo musical que nos iluminen nuevas dianas terapéuticas. Además, al no haber investigaciones anteriores, el ámbito de trabajo es muy amplio y nos permite llenar un vacío que existe en cómo la música se relaciona con nuestro genoma”.
Primera fase del proyecto
Con el objetivo de hacer la
primera recogida de muestras genéticas a gran escala, los investigadores van a
llevar a cabo un concierto de la Real Filharmonía de Galicia en el Auditorio de
Galicia el día 30 de septiembre. Durante el evento se recogerán muestras
biológicas, saliva y una gota de sangre, con el fin de obtener datos que
avalen la influencia de la música para investigar sobre las bases genéticas del
estímulo musical y estudiar su potencial terapéutico.
Según el profesor Federico Martinón, investigador principal del grupo GenVip y jefe del servicio de Pediatría del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago, “con este proyecto queremos conocer las bases moleculares que la música produce en nuestro cerebro. Estamos ante un proyecto único, con una línea de investigación novedosa, en la que llevamos muchos años trabajando, y constituye el experimento de música y genética más grande de la historia”.
La música siempre ha influido en el estado de ánimo y éste, en la salud, por ello, con el proyecto Sensogenomica22 los investigadores quieren averiguar sus bases moleculares y entender, si puede y cómo puede, ayudar a frenar o paliar los efectos de algunas enfermedades.