Por Andrea Rivero
4 de enero de 2023La salud global en 2022 ha estado marcada por la mpox (antes viruela del mono), la hepatitis de origen desconocido, los brotes de gripe aviar y, por supuesto, la Covid que no nos abandona, pero, aunque algunos de esos problemas ya están superados, no podemos bajar la guardia. ¿Qué sigue en el horizonte este 2023? Expertos del Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud de Washington en Estados Unidos han hecho un listado con los ocho problemas de salud global a tener en cuenta este año.
En primer lugar, se posiciona la Covid persistente. El impacto en la salud de este problema interrumpe la capacidad de una persona para hacer vida normal. “Las personas con Covid prolongado necesitan apoyo diagnóstico y de rehabilitación adecuado por parte de los médicos de atención primaria. Necesitamos más investigación para encontrar tratamientos efectivos, así como medidas preventivas para reducir el riesgo de desarrollarlo”, explica la investigadora Sarah Wulf.
A continuación, se posiciona la salud mental. El impacto de la pandemia de Covid-19, la guerra y la violencia siguen siendo una prioridad en la salud mental, sobre todo, comprender cómo han impactado y la prevalencia existente de los trastornos mentales. “En el futuro, necesitamos una mejor comprensión de otros factores de riesgo de los trastornos mentales, cómo varían entre las diferentes poblaciones y cómo ofrecer las mejores oportunidades para la prevención”, añade la profesora experta en salud mental Alize Ferrari.
El calor extremo, las inundaciones, la contaminación del aire…es un hecho que el cambio climático está afectando a la salud de millones de personas en el mundo, sin embargo, hasta el momento se ha hecho mayor énfasis en reducir las emisiones que conducen al calentamiento global, pero estamos en un punto en el que el cambio climático ya está con nosotros, por lo que debería prestarse más atención a minimizar el impacto que tiene en la salud.
De acuerdo con el investigador, Michael Brauer, “la contaminación del aire es responsable de aproximadamente el 8% de toda la mortalidad global. Aumentar la velocidad a la que abordamos la contaminación del aire salvará vidas. Esas soluciones acercarán al mundo a los objetivos de emisiones netas de carbono cero que necesitamos para abordar el cambio climático”.
Las enfermedades cardiovasculares son las principales causas de muerte en todo el mundo, en 2021 representaron el 28% del total de las muertes globales. “Además, las enfermedades cardiovasculares contribuyen sustancialmente a la pérdida de salud y a la carga económica de los sistemas de atención médica. La mayoría de estas enfermedades se pueden prevenir al abordar los factores de riesgo, como la presión arterial alta, el colesterol alto, la obesidad, los riesgos dietéticos, el tabaquismo y la contaminación del aire”, apunta el investigador Christian Razo.
Por otra parte, ya se vio en los últimos meses de 2022 el aumento de la prevalencia de los virus respiratorios como la gripe y el virus respiratorio sincitial, lo cual hay que tener en cuenta también para 2023. Además, como explica el doctor Razo, “los aumentos en las infecciones respiratorias y otras enfermedades transmisibles se han sumado a la carga existente de enfermedades crónicas no transmisibles, creando una doble carga de enfermedad exacerbada por las condiciones sociales”.
“La diabetes muestra un aumento en la tasa estandarizada por edad en comparación con 1990. La carga de diabetes en las Américas es grande, creciente, heterogénea y en expansión”, destaca el doctor Ewerton Cousin. En este sentido el experto insta a tomar medidas como impuestos, incentivos, un mejor etiquetado de los alimentos, mejorar el entorno para facilitar el ejercicio físico y mayores campañas de educación y concienciación. Además, Cousin añade que, “se deben incluir el acceso universal a la insulina de bajo costo y medicamentos antidiabéticos orales para disminuir las muertes evitables por complicaciones agudas”.
La población vive cada vez más años y, aunque es algo positivo, también hay que tener en cuenta las consecuencias que acarrea el envejecimiento. Los sistemas de salud deben adaptarse para apoyar y asistir a una población cada vez más envejecida que trae consigo enfermedades propias de la edad como la demencia. Según explica Emma Nichols, investigadora experta en demencia, “se espera que el envejecimiento de la población conduzca a un gran aumento de la cantidad de personas afectadas por la demencia en todo el mundo, lo que convierte a esta enfermedad en un problema de salud global. Para cuidar adecuadamente a las personas con demencia, se necesita una planificación adecuada de los apoyos y servicios necesarios”.