Por Lucía de Mingo
22 de agosto de 2022La pandemia ha dejado huella. El aumento drástico del consumo de antivirales, fármacos usados para tratar las infecciones producidas por un virus, y sedoanalgésicos, utilizados para que el paciente tolere el dolor, ha tenido un impacto en el medioambiente, suponiendo una gran amenaza tanto para la salud humana como para los ecosistemas. Nadie duda que los medicamentos son grandes aliados para prevenir muertes, sin embargo, son un arma de doble filo. La conocida como farmacontaminación es una realidad que, aunque sea invisible a nuestros ojos, está latente en nuestro día a día.
Enmarcada dentro de la iniciativa Basque Sustainable Pharmacy, la tesis defendida por Saioa Domingo Echaburu y dirigida por el doctor Gorka Orive, con la ayuda de Unax Lertxundi, en la Facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco arroja luz sobre este tema. Su objetivo principal fue investigar el consumo hospitalario de los fármacos utilizados en Vitoria-Gasteiz durante la primera ola de la pandemia del SARS-CoV-2 para el tratamiento de la Covid. Además, quisieron ver su presencia en aguas residuales para evaluar su potencial riesgo ecotoxicológico, haciendo hincapié en la presencia de fármacos cancerígenos en entornos sanitarios.
España fue duramente golpeada por la primera ola de la Covid, siendo considerado uno de los países más afectados del mundo. Según los análisis, la ciudad de Victoria-Gasteiz pudo ser una de las primeras entradas del virus en el territorio nacional. Las unidades de cuidados intensivos de los hospitales de la ciudad alavesa aumentaron su capacidad en un 216%.
El consumo hospitalario de fármacos antivirales y con actividad sedoanalgésica también se disparó durante la primera ola de la Covid, el uso de cisatracurio se multiplicó por 25 y el de lopinavir/ritonavir por 20. Además, se utilizó una media de 1.632 dosis diarias definidas de hidroxicloroquina durante el período de febrero a mayo de 2020. “Para la mayoría de los fármacos más relevantes utilizados en la primera ola pandémica del SARS-CoV-2 en Vitoria-Gasteiz, la información sobre sus posibles efectos nocivos en el medio ambiente es escasa”, afirma la autora de la tesis.
La investigación
Del 28 de abril al 13 de julio se recogieron muestras compuestas de las
aguas residuales de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR)
municipal de la ciudad de Vitoria-Gasteiz.
Posteriormente, un total de 16 muestras fueron transportadas al laboratorio de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y almacenadas a -20 °C hasta su procesamiento. A continuación, midieron las concentraciones de medicamentos de la planta de tratamiento de aguas residuales de la ciudad y estimaron el riesgo potencial para el medio ambiente.
Así, consiguieron medir, por primera vez a nivel mundial, la presencia y el impacto de hidroxicloroquina en el medio ambiente. También se reveló el segundo informe positivo de lopinavir. Se estimó un riesgo bajo para hidroxicloroquina, lopinavir y ritonavir y riesgo medio para azitromicina. No obstante, según revelan los investigadores, “las muestras de la EDAR no se tomaron en el momento del consumo máximo de drogas”.