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Actualidad Sanitaria

La importancia del médico rural en la España vaciada

La realidad del médico rural, un análisis a su situación actual

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Por Andrea Rivero, Andrea Martín

29 de abril de 2022

Covarrubias, Brihuega, Mayorga, Vera del Moncayo…quizá no son nombres muy sonados, pero son pueblos de España. Pueblos con plazas, parques y calles cada vez más vacías y silenciosas que, cuando aparece su médico, se animan. Porque su médico no es un desconocido. Conoce sus nombres, el de sus hijos y sus nietos, porque es un médico cercano. Porque la medicina rural es la más humana.

Bajo el lema “Medicina Rural: Existe y Resiste”, ha dado comienzo el II Congreso de Medicina Rural SEMERGEN en Astorga, León. Durante dos días, profesionales que conocen de primera mano la medicina rural y sus necesidades, tratarán temas clínicos, asistenciales y de formación. Sin olvidar las circunstancias del entorno rural, su despoblación, dificultad de acceso y disminución de los profesionales en este medio.

Años de abandono
La Atención Primaria en España está siendo castigada desde hace años. Recortes presupuestarios, de personal, de herramientas, etc., han derivado en una importante saturación del sistema. Los consultorios rurales no son la excepción al castigo. Según los datos del Ministerio de Sanidad, existen 3.054 centros de salud frente a los 10.043 consultorios. A pesar de estos números, las zonas rurales y sus consultorios son las que menos recursos ven.

De acuerdo con el doctor Rafael Micó, vicepresidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), “de cada 100 euros que se invierten en sanidad habitualmente en Europa, 25 van para primaria, 50 para hospitales y los otros 25 suelen ser gasto de salud pública, farmacia, etc. Actualmente en España, de esos 100 euros, solo llegan 13-14 de media a la primaria”.

El médico rural
Laia Homedes Celma, médica rural en los pueblos de Castel de Cabra, Cañizar del Olivar, Torre de las Arcas y Palomar de Arroyos, cuenta que su día a día comienza muy temprano en Zaragoza. “Vivo a 120km del centro de salud y mi día comienza con el coche. Una vez llego al primer pueblo, quedo con la enfermera y nos vamos a ver a los pacientes”. La mayor parte de los gastos de desplazamiento corren por su cuenta y, lógicamente, esto supone una disminución del sueldo.

Aun así, Laia no deja que la situación la supere. La medicina rural le permite tener una relación mucho más estrecha con sus pacientes, más humana. En el pueblo “todo el mundo es familia, o se trata como una familia, y eso también se nota en el trato con el médico, te tratan como uno más y te cuentan sus cositas”, explica la doctora.

Laia se fue a Zaragoza por amor y ahora tiene una familia allí. Aun con todo el esfuerzo que le supone desplazarse y correr con algunos gastos para poder realizar su trabajo, a día de hoy tiene claro que se jubilaría como médica rural. La medicina rural hay que conocerla y una vez se conoce engancha.



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