Por Lucía de Mingo
21 de septiembre de 2022El Grupo ‘Materiales+Tecnologías’ (GMT) de la Universidad del País Vasco (UPV)ha desarrollado comprimidos basados en diferentes tipos de almidón mediante impresión 3D para terapias personalizadas. Así, han conseguido corroborar que la liberación del fármaco podría adaptarse optimizando el tipo de almidón adecuado y la forma del comprimido. “La tecnología de impresión 3D resulta una técnica avanzada para la medicina personalizada y el desarrollo de comprimidos de liberación de fármacos bajo demanda”, señala Kizkitza González, miembro del GMT de la UPV.
La impresión 3D es una tecnología que consiste en la impresión de los productos capa por capa, en la que los materiales se depositan de acuerdo con el modelo digital diseñado por el software de diseño informático. Siguiendo una metodología rápida y sencilla, y gracias a la impresión 3D, “hemos sido capaces de preparar comprimidos basados en tres tipos de almidón (dos tipos de almidón de maíz y uno de patata) con diferentes geometrías y cargadas con un fármaco no soluble”, indica la investigadora.
Para la elección del almidón como material tuvieron que asegurarse de que es imprimible y de que, una vez imprimido, iba a mantener su forma. Para ello, realizaron un análisis reológico detallado mediante el cual los tres tipos de almidón demostraron tener propiedades reológicas apropiadas.
Liberación de fármacos
Los investigadores imprimieron comprimidos que combinaban diferentes
tipos de almidón, consiguiendo que la liberación se produzca en dos etapas. Por
ejemplo, en el caso de una infección, en una primera etapa, con el almidón de
maíz normal se podría liberar de inmediato un medicamento para paliar el dolor. En una segunda etapa, con cualquiera de los otros dos tipos de almidón, fue
posible liberar un antibiótico de forma más continua.
En el caso del almidón de maíz normal la liberación del fármaco es instantánea y el medicamento se libera por completo en 10 minutos; en el caso del almidón de maíz waxy y el de patata la liberación se da de una forma más continua, pudiendo tardar hasta 6 horas en liberarse por completo.
Kizkitza González es consciente de que este trabajo es solo una primera etapa de un largo proceso, pero asegura que “los comprimidos impresos en 3D a base de almidón obtenidos mostraron propiedades prometedoras de cara a futuras aplicaciones de liberación de fármacos personalizadas”.