Por Pedro Martínez
2 de abril de 2025Un estudio del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha demostrado que, ratones con obesidad asociada a la ingesta excesiva de grasas, experimentan una serie de cambios que facilitan la creación del nicho premetastásico (lugar donde las células tumorales tienen más probabilidades de convertirse en tumores secundarios). Los investigadores han observado que, debido a esta dieta, aumenta la activación plaquetaria y la capacidad de coagulación de la sangre; además, se activa la fibronectina, la proteína que conecta las células del tejido pulmonar ubicando el nicho premetastásico en los pulmones.
Este estudio español ha conseguido explicar el por qué la obesidad se asocia a una mayor predisposición a la dispersión del cáncer por el organismo, una pregunta que no había conseguido ser respondida hasta ahora. Según observó Marta Hergueta, investigadora del CNIO y primera autora del trabajo, explica que, durante su trayecto por el organismo, las células que se desprenden del tumor primario, en los animales alimentados con muchas grasas, están rodeadas por más plaquetas que en los ratones con una dieta normal.
Una de las hipótesis para explicar este fenómeno es que las plaquetas podrían estar dificultando la detección de las células cancerosas por parte del organismo. De este modo, las plaquetas alrededor de la célula cancerosa formarían “una coraza, evitando que el sistema inmunitario las reconozca y elimine”, explica Héctor Peinado, jefe del Grupo de Microambiente y Metástasis del CNIO.
El grupo del CNIO también detectó que esta dieta aumenta la expresión de la proteína fibronectina en el tejido pulmonar donde metastatizan las células tumorales. Esta proteína es la encargada de construir el tejido conector de las células pulmonares, con lo que este aumento en la expresión facilita la creación del nicho o “nido” premetastásico que acoge a la célula tumoral.
Esta dieta también propicia que la célula tumoral interaccione más eficientemente con las plaquetas. “Hemos visto que la interacción de la célula tumoral tanto con el endotelio del pulmón como con la plaqueta está regulada por la fibronectina”, ha indicado Peinado.
Tanto el aumento de los niveles de proteína fibronectina como el aumento de la activación plaquetaria elevan el número de posibles metástasis y facilita su progresión y, para Peinado, aunque el trabajo se ha centrado en cáncer de mama triple negativo, “este mecanismo podría ser extrapolado a otros tipos tumorales y otros órganos”.
El siguiente paso del estudio fue analizar las implicaciones de los resultados en pacientes humanos a través de la Unidad de Investigación Clínica del Cáncer de Mama del CNIO.
Para ello se recogieron muestras de sangre de pacientes con este tipo de cáncer de mama en el momento previo a la operación y tras haber pasado por la quimioterapia sin poder llegar a comprobar que la obesidad fuera un riesgo adicional para la aparición de la metástasis. Sin embargo, sí se pudo comprobar que las pacientes con un aumento en la coagulación de la sangre tenían un mayor riesgo de recaída a cinco años.
Para Peinado, “estos resultados, unidos a estudios clínicos de otros grupos, presentan el futuro en el que la intervención dietética o los cambios en la dieta, junto con el control de la actividad plaquetaria, pueden aumentar la eficiencia de ciertos tratamientos antitumorales. No va a construir un tratamiento en sí mismos, pero sí pueden complementarlos”.