Por Andrea Martín
26 de diciembre de 2024Una innovadora terapia desarrollada por investigadores de la Universidad de Oklahoma y la Universidad de Tulsa ha demostrado ser efectiva para reducir las pesadillas crónicas en niños, disminuir la angustia emocional que estas generan y mejorar la calidad del sueño. El estudio, publicado en la revista científica Frontiers in Sleep, marca un avance significativo al tratar las pesadillas como un trastorno independiente, dejando de considerarlas únicamente un síntoma asociado a problemas de salud mental.
La investigación fue liderada por la doctora Tara Buck, psiquiatra infantil y profesora asociada de la Facultad de Medicina Comunitaria de la Universidad de Oklahoma, y la doctora Lisa Cromer, profesora de psicología en la Universidad de Tulsa. Juntas, diseñaron una terapia basada en cinco sesiones semanales que combina técnicas de terapia cognitivo-conductual, estrategias de relajación, atención plena y reescritura de pesadillas. Este enfoque permite a los niños transformar sus pesadillas en sueños positivos y adquirir herramientas para afrontar posibles episodios futuros. “El núcleo del modelo es la autoeficacia. Enseñamos a los niños que pueden ser los directores de sus sueños, ayudándolos a cambiar de canal mentalmente y recuperar el control de su descanso nocturno”, explicó la doctora Cromer.
En el ensayo clínico participaron 46 niños de entre seis y 17 años, todos con pesadillas recurrentes durante al menos seis meses. Los participantes fueron divididos en dos grupos: uno que recibió la terapia y otro que solo hizo un seguimiento de sus pesadillas sin recibir intervención. Al finalizar el estudio, los niños que habían recibido la terapia mostraron una reducción estadísticamente significativa en la frecuencia de las pesadillas, mientras que los del grupo de control presentaron menos mejoras.
Un hallazgo especialmente relevante fue la disminución de pensamientos suicidas relacionados con las pesadillas. Al inicio del ensayo, cinco niños en cada grupo informaron tener ideación suicida. Al término del tratamiento, solo uno del grupo que recibió la terapia seguía manifestando estos pensamientos, en comparación con cuatro del grupo de control.
La terapia también incluyó actividades interactivas para involucrar a los niños de manera lúdica y didáctica. Por ejemplo, recibieron una caja con materiales como una funda de almohada y rotuladores para plasmar ideas positivas, y unas gafas especiales que simulaban los efectos del cansancio para sensibilizarlos sobre la importancia del sueño.
Las doctoras Buck y Cromer subrayaron que esta terapia llena un vacío en la investigación pediátrica, donde históricamente las pesadillas han sido poco estudiadas en comparación con los adultos. Además, recalcaron que las pesadillas crónicas en niños pueden tener efectos profundos en su bienestar, como miedo a dormir, cansancio diurno, irritabilidad y problemas de comportamiento que afectan su desempeño escolar y social. “Las pesadillas pueden atrapar a los niños en un ciclo negativo: recuerdan la pesadilla, evitan dormir, no descansan lo suficiente y esto los vuelve más propensos a tener nuevas pesadillas”, señaló Cromer. “Es emocionante contar con una terapia que reduce significativamente estos episodios y su impacto emocional, ofreciendo una oportunidad real para mejorar la calidad de vida de los niños y sus familias”.
Este estudio representa un cambio de paradigma en la atención pediátrica al abordar un problema que tradicionalmente ha pasado desapercibido, mostrando que las pesadillas no son solo una experiencia pasajera, sino un factor crítico en el bienestar psicológico infantil.