Por Juan García
3 de diciembre de 2024“¡Siento mis piernas!”. Esta fue la exclamación que soltó instantáneamente una paciente con lesión medular parcial que le impedía caminar al aplicarle un novedoso tratamiento realizado por científicos suizos.
Investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y del Hospital Universitario de Lausana (CHUV) han logrado un hito importante en el tratamiento de las lesiones de la médula espinal (LME). El equipo investigador ha logrado desarrollar un enfoque terapéutico para devolver la función motora en las piernas a pacientes que no podían caminar a través de una técnica de estimulación cerebral profunda.
Lo más sorprendente de esta proeza es el mecanismo en el que se basa, ya que actúa sobre un área cerebral no asociada al movimiento: el hipotálamo.
La estimulación cerebral profunda (ECP) es una técnica neuroquirúrgica que consiste en la implantación de electrodos en regiones específicas del cerebro para modular la actividad neuronal. Tradicionalmente, la estimulación cerebral profunda se ha utilizado para tratar trastornos del movimiento como la enfermedad de Parkinson y el temblor esencial, centrándose en las áreas del cerebro responsables del control motor. Sin embargo, la gran novedad es la aplicación de esta técnica en el hipotálamo lateral para tratar la parálisis parcial.
Al aplicar estimulación cerebral profunda en una región inesperada del cerebro (el hipotálamo lateral), el equipo ha mejorado la recuperación de los movimientos de las extremidades inferiores en dos personas con LME parcial, mejorando enormemente su autonomía y bienestar. El método restableció el control de las piernas para caminar sin ayuda e incluso subir escaleras.
La revista Nature Medicine recoge el artículo donde se ha hecho público este avance. Según los resultados del estudio, la estimulación cerebral profunda no solo mostró resultados inmediatos para aumentar la capacidad de caminar durante la rehabilitación, sino que los pacientes también mostraron una mejoría a largo plazo que persistió incluso cuando se apagó la estimulación. Estos hallazgos sugieren que el tratamiento promovió una reorganización de las fibras nerviosas residuales que contribuyen a mejoras neurológicas sostenidas. “Esta investigación demuestra que el cerebro es necesario para recuperarse de una parálisis. Sorprendentemente, el cerebro no es capaz de aprovechar al máximo las proyecciones neuronales que sobreviven después de una lesión de la médula espinal. Aquí, hemos descubierto cómo aprovechar una pequeña región del cerebro que no se sabía que estuviera involucrada en la producción de la marcha para activar estas conexiones residuales y aumentar la recuperación neurológica en personas con lesión de la médula espinal”, afirma Grégoire Courtine, profesor de neurociencia en la EPFL, el Hospital Universitario de Lausana (CHUV) y la UNIL.
Wolfgang Jäger, un hombre austriaco de 54 años que llevaba en silla de ruedas desde 2006 tras un accidente de esquí, fue el otro paciente al que lograron restaurarle su movilidad. “El año pasado, durante las vacaciones, no tuve ningún problema en bajar un par de pasos y volver al mar usando la estimulación”, ha expresado Jägger en declaraciones recogidas por la EPFL. Este paciente destaca la libertad que le ha dado esta técnica para mejorar tareas tan cotidianas como “alcanzar cosas en mis alacenas en la cocina”.
Los investigadores señalan que este descubrimiento abre la puerta a nuevas aplicaciones terapéuticas para aumentar la recuperación de las lesiones de la médula espinal. Los próximos pasos pasan por combinar la estimulación cerebral profunda con otras tecnologías, como los implantes espinales que ya han demostrado su potencial para restablecer el movimiento después de una lesión de la médula espinal. “La integración de nuestros dos enfoques (estimulación cerebral y espinal) ofrecerá una estrategia de recuperación más integral para los pacientes con lesiones de la médula espinal”, afirma Courtine.