Por Santiago Melo
27 de agosto de 2025Un exceso de grasa visceral, la que se acumula en lo más profundo del abdomen y alrededor de órganos vitales como el estómago, el hígado o los intestinos, acelera el envejecimiento del corazón y los vasos sanguíneos, según un estudio del Consejo de Investigación Médica del Reino Unido publicado en European Heart Journal. Esta forma de grasa, que no siempre se refleja en el peso corporal o el aspecto físico, está vinculada a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y a un deterioro biológico prematuro.
La investigación, liderada por el doctor Declan O’Regan, utilizó datos del Biobanco de Reino Unido con más de 21.000 participantes y empleó inteligencia artificial para analizar imágenes de cuerpo completo, evaluando signos de rigidez arterial e inflamación. Gracias a esta técnica, los científicos pudieron calcular la “edad cardíaca” de cada persona y compararla con su edad cronológica.
“Demostramos que la grasa ‘mala’, oculta en las profundidades de los órganos, acelera el envejecimiento del corazón. Sin embargo, algunos tipos de grasa podrían proteger, especialmente la que se acumula en caderas y muslos en las mujeres”, explica Declan O’Regan, también investigador del Imperial College de Londres.
Los hallazgos revelan importantes diferencias entre sexos. Mientras que la acumulación abdominal, más frecuente en hombres, se asocia con un envejecimiento precoz, el patrón de distribución típico en mujeres, que tiende hacia las extremidades inferiores, podría estar vinculado a una desaceleración del envejecimiento cardíaco. En este proceso hormonal, el estrógeno podría jugar un papel protector, especialmente en mujeres menopáusicas.
Otra de las conclusiones destacadas del estudio es que el índice de masa corporal (IMC) no resulta útil para predecir la edad biológica del corazón. “Esto subraya la importancia de saber dónde se almacena la grasa, no solo cuánto pesa”, señala el equipo investigador.
Los expertos también han identificado una relación entre el exceso de grasa visceral y un mayor grado de inflamación sistémica, uno de los factores clave en el envejecimiento prematuro. De cara al futuro, el equipo planea estudiar cómo pueden influir determinados tratamientos farmacológicos, como los inhibidores de GLP-1 (entre ellos, fármacos como Ozempic), en la reducción de este tipo de grasa y en la ralentización del envejecimiento cardiovascular.