Por Nuria Cordón
30 de marzo de 2023Con poco más de un kilo y medio de peso y más de 100 mil millones de neuronas, el cerebro es uno de los órganos más complejos y esenciales del cuerpo humano. A pesar de toda la información que, durante siglos de investigación, la neurología ha conseguido recabar, sobre todo en las últimas décadas, sigue siendo todo un misterio para los científicos. Pero ¿por qué ese desconocimiento por parte de la ciencia? La respuesta ya la dio el premio Nobel de Medicina, Stanley B. Prusiner, cuando afirmó que el cerebro es el objeto más fascinante del universo ya que “cada uno es diferente y hace a cada ser humano único”.
Uno de los neurocientíficos que más conoce este órgano es el español Rafael Yuste, catedrático de la Universidad de Columbia en Nueva York y considerado por la revista Nature como uno de los científicos más influyentes del mundo. En el año 2013, este madrileño, licenciado en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid, fue premiado con el galardón estrella de la investigación científica en Estados Unidos para los pioneros en su campo y recibió 2,5 millones de dólares de la Administración de Barak Obama para explorar nuevas técnicas que le permitieran dibujar el mapa de la actividad cerebral. Es lo que se conoce como el proyecto BRAIN, cuyo objetivo es poder mapear en tres dimensiones las comunicaciones simultáneas de miles de neuronas para que, en un futuro, sea posible comprender el funcionamiento del cerebro humano y avanzar en la prevención y tratamiento de determinadas enfermedades. Para ello, el proyecto tiene una duración de 15 años, por lo que se espera que finalice en 2026, tiene un presupuesto total estimado de 4.500 millones de dólares y una red de laboratorios distribuidos alrededor de todo el mundo.
Para Yuste, el cerebro es comparable a una película en alta definición de la que sólo se ve un fragmento mínimo. Es decir, como si en vez de ver toda la pantalla sólo pudieses ver dos o tres píxeles, impidiendo entender lo que pasa. “Tenemos una pantalla con 100.000 millones de neuronas y, aunque en ciertos laboratorios se ven mil a la vez, nadie ha visto la película completa”, ha señalado en varias ocasiones.
A pesar de que lleva casi dos décadas ejerciendo su profesión de científico e investigador en Estados Unidos, Rafael Yuste, que ha confesado en más de una ocasión que leer a Santiago Ramón y Cajal fue lo que hizo apostar por la ciencia desde muy joven, no se olvida de sus orígenes y dónde cimentó las bases de su formación. Por esta razón, y “en un gesto de generosidad que le lleva a devolver a España todo lo que ésta le dio”, como apunta Enrique Ruíz Escudero, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, desde hace años tiene un objetivo claro: traer el proyecto BRAIN a nuestro país. Una idea que se materializó, el pasado mes de diciembre, con la firma de un protocolo para la creación del Centro Nacional de Neurotecnología, Spain Neurotech, entre el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, la Comunidad de Madrid y la Universidad Autónoma de Madrid, donde estará ubicado el centro. “Tuvimos una reunión en enero de 2020 y, a partir de ahí, comenzaron una serie de encuentros” en las que Rafael Yuste dejó muy clara una de sus principales intenciones: “que el centro estuviera en Madrid, pero que fuera un modelo de ámbito nacional y referencia en Europa en el estudio de las neurociencias” y en el desarrollo de herramientas tecnológicas basadas en los fundamentos del cerebro humano, explica el consejero. “A partir de ahí, empezamos a trabajar con el Gobierno de España”.
La creación de Spain Neurotech, que constituye uno de los hitos del Plan de Recuperación del Gobierno, permitirá configurar e impulsar una red de centros públicos y privados especializados por todo el territorio. Entre sus objetivos se encuentra avanzar en el entendimiento del cerebro humano, desarrollar métodos diagnósticos y terapias paraenfermedades del sistema nervioso, fomentar un ecosistema de innovación y emprendimiento, desarrollar reglas éticas y jurídicas necesarias para la aplicación de las nuevas tecnologías centradas en las personas, incorporando a la sociedad en las actividades científicas y atraer talento y formar nuevas generaciones de líderes en neurotecnología. Según declaraciones de Nadia Calviño, vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, durante su presentación, entre los fines de esta iniciativa está “conectar a la comunidad investigadora con el sector público, las empresas y la sociedad, para convertir el conocimiento en soluciones innovadoras con impacto social y económico”.
El centro, que estará en funcionamiento a finales de este año o principio de 2024, cuenta con una inversión inicial prevista de 40 millones de euros por parte del Estado, financiada con los fondos europeos del Plan de Recuperación, aunque la previsión es que llegue a recibir 200 millones de euros hasta 2037, de los cuales el Gobierno de España aportará el 60% y el 40% restante entre la UAM y la Comunidad de Madrid. De acuerdo con Escudero, “es un modelo pensado en la colaboración público-privada, con empresas de tecnología, con asistenciales… y muy conectado con el madrileño hospital de La Paz. En poco tiempo va a posicionar a España como una referencia en neurociencia y tecnología”.
Áreas como la neurociencia y la Inteligencia Artificial están permitiendo desarrollar herramientas tecnológicas basadas en los fundamentos del cerebro humano y al servicio de la salud y de la lucha contra determinadas patologías clínicas. Gracias a la futura creación de este centro se esperan grandes avances en enfermedades crónicas en sus estados iniciales, así como en trastornos del neurodesarrollo, enfermedades del espectro autista, Parkinson, Alzheimer, depresión, trastornos del sueño, patologías del ritmo circadiano o en el daño cerebral agudo.
Tal y como recordó Yuste en una de sus últimas conferencias en nuestro país, “la ciencia ha conseguido descifrar el funcionamiento de todos los órganos menos el del cerebro", aunque ese conocimiento “se alcanzará en las próximas décadas y podrá cambiar la esencia del ser humano".