Por Lucía de Mingo
18 de agosto de 2022Un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan está trabajando para desarrollar un nuevo medicamento oral que sea el talón de Aquiles del cáncer. Su nombre es LP-182 y es absorbido a través del sistema linfático del intestino en lugar de los vasos sanguíneos. De esta forma es mucho más complicado que se produzca una resistencia al tratamiento, haciéndolo más eficaz y reduciendo notablemente los efectos secundarios en el paciente.
El estudio, publicado en la revista científica Nature Communications, revela que el fármaco redujo significativamente la enfermedad, limitó la toxicidad y prolongó la supervivencia en ratones con mielofibrosis, un precursor de la leucemia aguda.
El tratamiento del cáncer a menudo implica una terapia combinada para atacar diferentes células cancerosas. Pero debido a que estos medicamentos circulan y son absorbidos y eliminados por el cuerpo a diferentes velocidades, puede ser un desafío mantener el equilibrio terapéutico adecuado de cada fármaco individual. Lo complicado es lograr que el tratamiento sea efectivo y que al mismo tiempo sea lo menos tóxico posible y tenga los menos efectos secundarios, relata el autor principal del estudio Brian D. Ross,director del Centro de Imágenes Moleculares de Michigan Medicine. Si no se logra este equilibrio, se reduce la eficacia de las combinaciones de medicamentos contra el cáncer y puede provocar resistencia a los medicamentos.
El papel clave del sistema linfático
El sistema linfático sirve como repositorio de almacenamiento,
separando el fármaco del resto del cuerpo y liberando gradualmente la terapia a
la circulación general para mantener las concentraciones del fármaco en un
nivel terapéutico óptimo. “Esto abre una nueva y tremenda oportunidad para
mejorar los resultados terapéuticos del cáncer y reducir los efectos
secundarios", afirma Ross.
Al haber experimentado a través de una enfermedad como la mielofibrosis, que se propaga a través del tejido linfático, se ha arrojado luz acerca de nuevas estrategias para prevenir la expansión del cáncer a través de la metástasis. Además, el investigador señala que los resultados del estudio podrían proporcionar enfoques para el tratamiento de trastornos autoinmunes y otras afecciones. Con ese horizonte esperanzador, los investigadores continúan ampliando sus estudios preclínicos de LP-182 para pasar al siguiente paso, realizar un ensayo clínico en fase I en pacientes con mielofibrosis.
Por otro lado, los investigadores también están desarrollando inhibidores de quinasas, sustancias que bloquean la actividad de la proteína EGFR encargada de favorecer el crecimiento y la multiplicación de las células cancerosas y, por lo tanto, de que se produzca la temida metástasis. En concreto están estudiando este tratamiento en tumores sólidos, incluidos los cánceres de mama, cerebro, gastrointestinales y pancreáticos, junto con enfermedades autoinmunes como el lupus y la esclerosis múltiple.