Por Andrea Rivero
12 de septiembre de 2022Investigadores de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido, han descubierto una proteína crucial en el proceso de unión entre un espermatozoide y un óvulo. MAIA, nombre que le han dado a esta molécula en honor a la diosa griega de la maternidad, parece ser la encargada de atraer esperma al óvulo para la fecundación.
Entre 48 millones de parejas y 186 millones de personas tienen problemas de fertilidad en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). De acuerdo con el investigador principal del estudio y profesor de la Facultad de Biociencias de la Universidad de Sheffield, Harry Moore, “la infertilidad no tiene explicación en más de la mitad de quienes luchan por concebir de forma natural. Lo que sabemos sobre la fertilidad en humanos se ha visto severamente limitado por preocupaciones éticas y la falta de óvulos para la investigación”.
Debido a esa carencia, los investigadores desarrollaron óvulos artificiales a los que adhirieron diferentes moléculas a su superficie y, tras esto, analizaron el comportamiento de las muestras de esperma humano que habían sido donadas por voluntarios sanos. Una vez analizadas, observaron que solo un pequeño número de óvulos tenía espermatozoides fijados a ellos, por lo que realizaron varias rondas de eliminación. Finalmente vieron que los ovocitos a los que se adhería el esperma eran aquellos que tenían la proteína MAIA en su superficie.
Según Allan Pacey, coautor del estudio y director de los departamentos de inmunidad y enfermedades cardiovasculares y oncología y metabolismo e infección de esta universidad, “el descubrimiento de la proteína MAIA es un gran paso adelante en la forma en que entendemos el proceso de la fecundación humana. Hubiera sido casi imposible descubrirlo sin el uso de ovocitos artificiales para replicar la superficie de los óvulos humanos, ya que simplemente no habríamos podido obtener suficientes óvulos para hacer el experimento”.
Tras esta primera fase, el equipo implantó el gen correspondiente a MAIA en células de cultivo humano, es decir, aquellas que se han cultivado en condiciones controladas de laboratorio, y comprobaron que estas se volvieron receptivas a los espermatozoides de la misma manera que lo harían de forma natural.
Para los investigadores este hallazgo es fundamental, ya que podría ayudar a confirmar la teoría de que algunos espermatozoides pueden no ser compatibles con algunos óvulos y a mejorar y desarrollar tratamientos de fertilidad y nuevos métodos anticonceptivos.