Por Gema Puerto
18 de octubre de 2022Un estudio liderado por el español Miguel Matilla, investigador de la Estación Experimental del Zaidín de Granada, y publicado en la American Society for Microbiology, ha demostrado que la bacteria Dickeya solani, que se encontró primero en los tomates y después en las patatas, no es solo una amenaza para los cultivos, ya que ralentiza su crecimiento y los mata, sino que puede sintetizar una molécula llamada solanimicina que trata infecciones microbianas.
Los autores del estudio estaban interesados principalmente en cómo funciona la solanimicina contra los hongos de las plantas y descubrieron que era "activa contra alrededor del 70 %" de los hongos de las plantas que probaron. Además, comprobaron que la solanimicina es efectiva en el tratamiento de Candida albicans, un hongo que vive en casi todas partes, incluso dentro de su cuerpo.
La cándida se encuentra tanto dentro del cuerpo de las personas como en su piel. Cada vez que hay un crecimiento excesivo, esto puede provocar infecciones.
Las infecciones por Cándida más comunes incluyen infecciones urinarias, infecciones genitales y candidiasis oral. La Cándida también puede causar la infección pulmonar, fiebre y la histoplasmosis.
Si bien hay antibióticos antimicóticos disponibles, la solanimicina podría servir para crear nuevos medicamentos para tratar estas infecciones.
Las personas con cáncer o VIH o las personas que toman medicamentos que debilitan el sistema inmunológico pueden desarrollar enfermedades potencialmente mortales derivadas de estas infecciones y podrían beneficiarse del descubrimiento de un nuevo antibiótico. “Tenemos que estar abiertos a la exploración de todo lo que existe para encontrar nuevos antibióticos”, ha explicado el coautor del estudio, el doctor Miguel Matilla.