Por Medicina Responsable
6 de agosto de 2025Un estudio de la Universidad de Northwestern, Estados Unidos, pone de manifiesto que el fraude científico organizado está creciendo a un ritmo alarmante. Desde investigaciones inventadas hasta autorías y citas pagadas forman parte de sofisticadas redes globales que están superando el ritmo de crecimiento de las publicaciones científicas legítimas, en un proceso que deteriora sistemáticamente la integridad de las publicaciones académicas.
La investigación, publicada en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences”, se ha centrado en el análisis de extensos conjuntos de datos de publicaciones retractadas, registros editoriales y casos de duplicación de imágenes procedentes de importantes agregadores de literatura científica y revistas que han sido eliminadas de las bases de datos por no cumplir con ciertos estándares de calidad o éticos. Además, también han incluido datos sobre artículos retractados de Retraction Watch, comentarios de artículos de PubPeer y metadatos (como nombres de editores, fechas de envío y de aceptación) de artículos publicados en revistas específicas.
Luís A. Nunes Amaral, investigador de la Universidad de Northwestern y autor principal del estudio, explica que “la ciencia debe autocontrolarse mejor para preservar su integridad. Si no concienciamos sobre este problema, se normalizarán comportamientos cada vez peores. Llegará un momento en que será demasiado tarde y la literatura científica quedará completamente contaminada”.
Tras analizar los datos, el equipo descubrió esfuerzos coordinados entre “fábricas de papers”, intermediarios y revistas infiltradas. Funcionando de forma similar a las fábricas, las primeras producen grandes cantidades de manuscritos, que luego venden a académicos que desean publicar rápidamente nuevos trabajos. Esttos son, en su mayoría, de baja calidad; contienen datos inventados, imágenes manipuladas o incluso robadas, contenido plagiado y, en ocasiones, afirmaciones absurdas o físicamente imposibles.
Los investigadores, para identificar más artículos provenientes de estas “fábricas de papers”, lanzaron un proyecto paralelo que escanea automáticamente artículos publicados sobre ciencia e ingeniería de materiales. El equipo buscó específicamente autores que identificaron erróneamente los instrumentos utilizados en su investigación.
Los investigadores descubrieron que las redes fraudulentas utilizan varias estrategias clave; grupos de investigadores se ponen de acuerdo para publicar artículos en múltiples revistas, pero cuando se descubren sus actividades, los artículos se retractan. A veces, estas organizaciones eluden por completo las revistas establecidas, buscando en su lugar publicaciones desaparecidas para secuestrarlas. Por ejemplo, cuando una revista legítima deja de publicar, estas redes de falsificación pueden usurar su nombre o sitio web, dando credibilidad a sus publicaciones fraudulentas, a pesar de que la revista en sí ya no exista. Esto sucedió en Reino Unido con “HM Nursing”, que en su momento era la revista de una organización profesional de enfermería, pero, cuando dejó de publicarse, su dominio dejó de estar disponible. Reese Richardson, investigador en el laboratorio de Amaral y primer autor del artículo, explica que, “más tarde, una organización compró el dominio y comenzó a publicar miles de artículos sobre temas completamente ajenos a la enfermería, todos indexados en Scopus (base de datos de resúmenes y citas)”.
Ambos investigadores enfatizan en la necesidad de elaborar un enfoque multifacético para acabar con este problema; un mayor escrutinio de los procesos editoriales, mejores métodos para detectar investigaciones inventadas, una mayor comprensión de las redes que facilitan esta mala conducta y una reestructuración radical del sistema de incentivos en la ciencia y hacer todo ello antes de la que la Inteligencia Artificial (IA) se infiltre en la literatura científica más de lo que ya lo ha hecho.