Por Pedro Martínez
17 de julio de 2025Un estudio internacional liderado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) ha descubierto que algunas bacterias intestinales son capaces de fabricar propionato de imidazol (ImP), una molécula que causa aterosclerosis (acumulación de grasa en las arterias que acaba formando duras placas y causando problemas por todo el cuerpo, incluidos infartos e ictus). Este descubrimiento cambia por completo la comprensión de la microbiota intestinal y su relación con las enfermedades cardiovasculares.
El estudio, publicado en la revista “Nature” ha contado con la participación de varios trabajadores del Banco Santander que se prestaron como voluntarios para la realización de un seguimiento de su microbiota mediante máquinas de imagen avanzada, observando que el 63% de los participantes (con edades comprendidas entre los 40 y los 55 años) tenían algún signo de aterosclerosis visible. Tras la realización de diferentes pruebas, los investigadores pudieron descubrir que, si se dan las condiciones necesarias, las bacterias intestinales son capaces de generar propionato de imidazol, una molécula simple que pasa al torrente sanguíneo desencadenando una respuesta inflamatoria en las arterias y favoreciendo la formación de placas de grasa.
Annalaura Mastrangelo, investigadora del CNIC y primera autora del estudio explica que, lo relevante del informees “detectar este marcador en sangre representa una gran ventaja dado que las pruebas actuales requieren técnicas de imagen avanzada complejas y costosas que no están cubiertas por la seguridad social. Los niveles de ImP en sangre ofrecen un marcador con valor diagnóstico para facilitar la identificación de personas sanas que tienen aterosclerosis activa y posibilitar su tratamiento temprano”.
Sin embargo, el hallazgo va mucho más allá. Iñaki Robles-Vera, también primer autor del estudio, explica que “no solo observamos que el ImP está elevado en personas con aterosclerosis, sino que es un agente causal de la enfermedad. El consumo de ImP provocó la aparición de placas en las arterias en modelos animales de aterosclerosis. El ImP activa el receptor imidazolínico de tipo 1 (I1R) generando un aumento de la inflamación sistémica que contribuye al desarrollo de la aterosclerosis”.
El aspecto que dota a este descubrimiento de un carácter extraordinario es que, si la ImP es el causante de la aterosclerosis en un porcentaje tan elevado de pacientes, ya existe un método para poder intervenir esta condición ya que se ha podido identificar el receptor con el que interactúa esta molécula y han logrado bloquearlo mediante un fármaco. Esto ha permitido paralizar el avance de la enfermedad en ratones alimentados con una dieta alta en colesterol.
Por su parte, David Sancho, jefe del laboratorio de Inmunobiología del CNIC y líder del estudio, agrega que este descubrimiento “abre nuevas posibilidades para el diagnóstico precoz y el tratamiento personalizado y temprano de la aterosclerosis. Así, en lugar de centrarse únicamente en el colesterol y otros factores clásicos, se podría analizar la presencia de ImP en sangre como señal de riesgo”.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte a nivel mundial y, por lo general, tiene su origen en la aterosclerosis. Aunque se controlan agentes causales como el colesterol, la hipertensión o el tabaquismo, la detección temprana de la enfermedad es necesaria. En España, según la Revista Española de Cardiología, mueren 120.000 personas anualmente por enfermedades cardiovasculares.