Por Pedro Martínez
5 de diciembre de 2024El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una afección grave relacionada con el desarrollo del cerebro, que se caracteriza por la dificultad en las interacciones sociales y en la comunicación que presentan los pacientes. El autismo sigue siendo un misterio para la ciencia, ya que únicamente se conoce el origen del 20% de los diagnósticos, los provenientes de una mutación genética. En el resto de los casos, conocidos como autismo idiopático, no se conoce el origen. En base a esto, un equipo de investigadores del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) ha identificado un mecanismo molecular que explica por qué ciertas alteraciones en la proteína neuronal CPEB4 están asociadas con el autismo idiopático.
‘‘Este trabajo ofrece nuevas perspectivas sobre cómo pequeñas modificaciones en proteínas reguladores de la expansión génica pueden tener un impacto determinante en el desarrollo neuronal y abre nuevas vías a explorar para futuras terapias’’, asegura el doctor Méndez, investigador ICREA y jefe del laboratorio del Control Traduccional de Ciclo Celular y diferenciación del IRB Barcelona.
Este estudio, publicado en la revista Nature y liderado por los doctores Méndez y Salvatella, se fundamenta en un estudio realizado en 2018, que identificó el papel clave de la proteína CPEB4 en la regulación de las proteínas neuronales relacionadas con el autismo. Ya en 2018 los investigadores observaron que, en personas con autismo, se perdía un microexón específico de neuronas en la proteína CPEB4. La investigación desvela por qué un pequeño segmento es esencial para la actividad de CPEB4 en el cerebro.
El estudio explica cómo la región de la proteína CPEB4 donde se encuentra el segmento carece de una estructura tridimensional bien definida. Este desorden en las proteínas puede formar condensados, similares a ‘‘gotas de aceite’’ flotando en el agua donde se almacenan silenciadas moléculas que contienen, en forma de ARN, el conocimiento fundamental para otras proteínas implicadas en el funcionamiento de las neuronas. El efecto de los condensados conlleva a que las células puedan ensamblarse y desensamblarse liberando en el proceso el ARN que contiene estas directrices para la actividad neuronal.
De este modo, los investigadores han identificado que el microexón neuronal descubierto es esencial para que esas ‘‘gotas dentro de las células’’ no alteren su comportamiento. El doctor Salvatella, investigador ICREA y jefe del laboratorio de Biofísica Molecular del IRB Barcelona asegura que, ‘‘sin el microexón, los condensados se vuelven menos dinámicos y pueden formar agregados sólidos que no funcionan correctamente’’.
Tras este descubrimiento los investigadores creen haber encontrado una explicación para la aparición del autismo en personas sin una mutación genética específica.
Los hallazgos del estudio permiten ‘‘vislumbrar un posible enfoque terapéutico’’, asegura Méndez. Los resultados apuntan hacia un nuevo método de terapia que, mediante la introducción de una pequeña secuencia de aminoácidos en las células, es posible restaurar parcialmente la función de CPEB4, y potencialmente revertir los síntomas. El estudio es un avance en la comprensión de los mecanismos moleculares subyacentes al autismo idiopático y destaca la importancia de cortas secuencias genéticas en la regulación de funciones críticas. Los hallazgos ofrecen una nueva dirección para el desarrollo de terapias que podrían mejorar la calidad de vida de muchas personas y familias afectadas por el autismo.