
Por Medicina Responsable
5 de noviembre de 2025Un equipo internacional de investigadores liderado por la profesora Aurora Pujol del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) han encontrado una nueva enfermedad ultrarrara genética que afecta al neurodesarrollo. Se trata de una patología con una amplia variedad de manifestaciones clínicas y de la que, por el momento, solo se han detectado 13 casos en todo el mundo.
Gracias a la secuenciación del genoma y la aplicación de nuevas herramientas de genómica clínica y algoritmos computacionales, desarrollados por el IDIBELL, han encontrado una serie de mutaciones en el gen RPS6KC1. Estas alteraciones se traducen en una variedad clínica tan diversa, que no se puede establecer una relación clara entre el genotipo (la mutación genética) y el fenotipo (la expresión del genotipo, la apariencia externa observable). Esto implica que los pacientes pueden presentar desde solo un trastorno cognitivo o conductual sin afectación motora hasta una paraplejia espástica con problemas en el neurodesarrollo graves o leves.
Sin embargo, los investigadores aprecian una similitud con las manifestaciones del síndrome de Coffin-Lowry, un trastorno genético minoritario que provoca anomalías de crecimiento, dismorfología y discapacidad intelectual variable, causado por la mutación en otro miembro de la misma familia que RPS6KC1 (el gen RPS6KA3).
La doctora Pujol resalta que el mero hecho de filiar esta enfermedad y conocer los problemas en este gen es “clave para entender qué falla cuando está mutado” y acerca la posibilidad de contar con terapias para remediarlo. En otras palabras, “poner nombre y apellidos al responsable de esta nueva enfermedad nos permite dar un diagnóstico genético a pacientes que llevaban años sin una respuesta clara, en este caso más de 10, y eso es muy gratificante", según apunta la doctora Valentina Vélez de Santamaría, neuróloga del Hospital de Bellvitge que ha seguido el caso de uno de los trece pacientes, detectado en este centro.
En esta línea, la doctora Pujol añade que los programas de genómica para proporcionar diagnósticos de patologías desconocidas a quienes carecen de él, suponen un paso más en el camino hacia “una sociedad más justa e igualitaria”. Además, subraya el potencial de descubrimientos como este, ya que “facilitan enormemente la comprensión de mecanismos fundamentales de funcionamiento del cerebro”, no solo para las enfermedades minoritarias sino también para las más prevalentes.
Este hallazgo ha sido fruto de la colaboración entre multitud de centros en 11 países (España, Estados Unidos, Italia, Alemania, Reino Unido, Irán, Finlandia, Estonia, Pakistán y Turquía), gracias al empleo de la plataforma online GeneMatcher, que pone en contacto a médicos clínicos e investigadores de todo el mundo para acelerar el descubrimiento de nuevas enfermedades.
Todavía queda mucho por descubrir sobre RPS6KC1 y sus funciones específicas, pero se sabe que las proteínas RSK tienen un papel esencial en el crecimiento celular, la proliferación y la regulación de la síntesis proteica, aparte de un rol destacado en el neurodesarrollo. Además, también están estrechamente vinculadas a la biogénesis de los ribosomas, los orgánulos que leen la información genética y la traducen a proteínas. El gen RPS6KC1 codifica por una proteína homónima que forma parte de una amplia familia proteica, la familia RSK.
Para avanzar el conocimiento sobre esta información genética, el equipo ha estudiado el impacto de sus mutaciones a través del análisis de biopsias de piel de los pacientes y el estudio de modelos experimentales con la misma alteración genética. Por lo que pudieron ver, estas mutaciones afectan directamente a la síntesis de proteínas y al metabolismo de lípidos, aparte de causar un descenso en la abundancia de ribosomas.