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Un estudio asegura que el déficit de litio podría favorecer la aparición del alzhéimer

La medición de sus niveles mediante análisis de sangre rutinarios podría convertirse en el mejor método para identificar a las personas con riesgo

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Un estudio asegura que el déficit de litio podría favorecer la aparición del alzhéimer
Fuente: Pexels

Por Pedro Martínez

7 de agosto de 2025

Un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard, Estados Unidos, ha descubierto que la pérdida de litio en el cerebro acelera el deterioro de la memoria, lo que favorece la aparición del alzhéimer. La investigación sugiere que este compuesto podría resultar clave en el tratamiento de esta enfermedad que afecta a alrededor de 800.000 españoles y más de 400 millones de personas en el mundo.

La investigación, publicada en la revista “Nature”, ha tenido una duración de diez años, un tiempo en el que los investigadores han demostrado que el litio podría ser el elemento clave para completar la historia en torno al alzhéimer al demostrar que el litio se produce de forma natural en el cerebro, lo protege de la neurodegeneración y mantiene la función normal de todos los tipos de neuronas. Para demostrarlo, el equipo utilizó un tipo avanzado de espectroscopia de masas capaz de medir niveles de alrededor de 30 metales diferentes en el cerebro y la sangre de personas cognitivamente sanas, en una etapa temprana de demencia y otras con alzhéimer avanzado. Para ello, se valió de un banco de tejido cerebral “post mortem” del Rush Memory and Aging Project de Chicago.

El litio fue el único metal cuyos niveles fueron notablemente diferentes entre ambos grupos y que, además, se alteró en las primeras etapas de la pérdida de memoria. Sus niveles fueron elevados en los donantes cognitivamente sanos, pero muy reducidos en aquellos con deterioro leve o alzhéimer avanzado.

Experimento en ratones

Tras contrastar los resultados, los investigadores comenzaron un experimento en ratones para demostrar sus resultados con seres vivos. De este modo, pudieron cerciorarse de que la falta de litio no solo se relaciona con la enfermedad de alzhéimer, sino que contribuye a su desarrollo.

Además, el equipo descubrió que alimentar a ratones sanos con una dieta restringida en litio reduce los niveles cerebrales de este elemento químico a un nivel similar al de pacientes con alzhéimer, lo que acelera el proceso de envejecimiento, provocando inflamación cerebral, pérdida de conexiones sinápticas entre neuronas y deterioro cognitivo.

En ratones con alzhéimer, la falta de litio adelantó drásticamente la formación de placas de beta amiloide y estructuras similares a ovillos neurofibrilares. Este déficit, también activó la microglía, una célula inflamatoria cerebral vio reducida su capacidad para degradar el amiloide; provocó la pérdida de sinapsis, axones y mielina, que protege a las neuronas; y aceleró el deterioro cognitivo y la pérdida de memoria, todos ellos característicos de la enfermedad. Además, este experimento logró demostrar que el litio altera la actividad de los genes relacionados con la aparición del alzhéimer.

El siguiente paso de la investigación fue comprobar qué efectos tendría en la memoria de estos ratones la administración de litio en el cerebro en forma de orotato de litio. Estas dosis lograron frenar el daño generado por la enfermedad y reparar la función de la memoria, hasta en los ratones más ancianos. De igual manera, se demostró que mantener niveles de litio estables en las primeras etapas de la vida previene la aparición del alzhéimer

El estudio también explica que la medición de sus niveles mediante los análisis de sangre rutinarios podría convertirse en el mejor método para identificar a aquellas personas con mayor riesgo de padecer la enfermedad, con lo que podrían comenzar con tratamiento preventivo que retrase o evite la aparición de la patología.

A pesar de estos esperanzadores resultados, es necesario que la investigación se traslade a modelos humanos ya que, según explica Jordi Pérez-Tur, investigador científico de Organismo Público de Investigación (OPI) en el Institut de Biomedicina de Válencia del CSIC, “hay que confirmar que en el ser humano sucede lo mismo que se ha visto en modelos animales que, recordemos, son imperfectos, porque no desarrollan la misma enfermedad que el ser humano y, si se confirma, hay que establecer qué dosis son necesarias y seguras para tener un efecto, así como determinar si pueden darse efectos secundarios importantes”.



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