Por Juan García
24 de junio de 2025El reciclaje y el aprovechamiento de residuos permite fabricar todo tipo de bienes, desde envases hasta productos de alta tecnología. Ahora, gracias a un equipo de investigadores de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), se ha descubierto que los desechos del plástico también pueden convertirse en medicamentos. Y esto es posible gracias a una bacteria común, la Escherichia coli (E. coli), que permite obtener uno de los componentes fundamentales para producir paracetamol.
Este avance permite dar respuesta a la creciente escasez de suministros de combustibles fósiles en los que se basa la elaboración tradicional del paracetamol. Uno de ellos, el tereftalato de polietileno (PET), al interactuar con una versión genéticamente modificada de esta bacteria para transformar una molécula derivada del PET, conocida como ácido tereftálico, en el ingrediente activo del paracetamol.
Los investigadores utilizaron un proceso de fermentación similar al utilizado en la elaboración de cerveza para acelerar la conversión de residuos industriales de PET en paracetamol en menos de 24 horas. Así, lograron una eficiencia del 90% a la hora de convertir este material.
La nueva técnica se llevó a cabo a temperatura ambiente y prácticamente no generó emisiones de carbono, aportando un mecanismo ágil y menos contaminante. No obstante, el equipo de investigadores destaca que se necesita un mayor desarrollo antes de que pueda producirse a nivel comercial.
Desde la Universidad de Edimburgo resaltan la contribución que permite hacer este hallazgo para lograr una producción de paracetamol más sostenible, teniendo en cuenta que se emplean miles de toneladas de combustibles fósiles anualmente para las fábricas que producen este analgésico. Este nuevo método de producción elimina prácticamente las emisiones de carbono, permitiendo reciclar un tipo de plástico que de otra forma terminaría en vertederos o contaminando los océanos.
Este plástico resistente y ligero se utiliza para botellas de agua y envases de alimentos, y genera más de 350 millones de toneladas de residuos al año, causando graves daños medioambientales en todo el mundo. El reciclaje de PET es posible, pero los procesos existentes crean productos que continúan contribuyendo a la contaminación plástica en todo el mundo, dicen los investigadores. “Este trabajo demuestra que el plástico PET no es solo un residuo o un material destinado a convertirse en más plástico, sino que puede ser transformado por microorganismos en nuevos productos valiosos, incluidos aquellos con potencial para tratar enfermedades”, explica el profesor de la Universidad de Edimburgo, Stephen Wallace.
Por su parte, el jefe de Consultoría en el departamento de innovación de esta universidad, Ian Hatch, subraya el “enorme potencial” que ofrece la ingeniería biológica para “interrumpir nuestra dependencia de los combustibles fósiles, construir una economía circular y crear productos químicos y materiales sostenible”.
La revista Nature Chemistry recoge este avance que aspira, no solo a aportar una vía alternativa de fabricación de analgésicos, sino plantar las bases para una producción farmacológica más respetuosa con el medio ambiente.