Por Andrea Martín
19 de agosto de 2022Un estudio, publicado en la revista Science, observó en embriones de ratón analizados hasta el último día de gestación que los circuitos del tacto y de la vista no son independientes. Guillermina López-Bendito, investigadora en el Instituto de Neurociencias de Alicante, centro mixto del CSIC y la Universidad Miguel Hernández, indica que “es al nacer cuando estos circuitos se separan y las respuestas a los estímulos sensoriales pasan a ser independientes. Cualquier retraso en el desarrollo de esta acción provoca daños visuales en la edad adulta”.
En una investigación previa, el laboratorio de López-Bendito demostró que los estímulos táctiles activan los circuitos cerebrales destinados a procesar los sentidos antes del nacimiento. “Pero queríamos determinar si lo hacen de forma independiente o si se produce de forma temporal un solapamiento con otros sentidos”, señala López-Bendito.
Gracias a este trabajo, han podido comprobar por primera vez en ratones que, durante el desarrollo embrionario, un estímulo táctil no sólo desencadena la respuesta en las zonas del cerebro que se ocupan del sentido del tacto, sino que también da lugar a una respuesta en la corteza visual.
Separación de circuitos sensoriales
La separación de los estímulos sensoriales del tacto y de la vista es fundamental y ocurre en una estructura cerebral llamada colículo superior, que actúa como distribuidor de circuitos o vías neuronales. Al nacer, esta estructura se encarga de separar, por dos vías diferentes, los sentidos. Este cambio lo facilitan las ondas de actividad de la retina dirigiendo los estímulos de cada sentido a la corteza correspondiente.
“Creemos que nuestros resultados nos permiten una compresión más profunda para así entender cómo se forma la corteza cerebral y sus áreas funcionales”, destaca López-Bendito.