Por Andrea Martín
30 de agosto de 2022Un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo ha descifrado el genoma de la “medusa inmortal” (“Turritopsis dohrnii”) y ha identificado las posibles claves genómicas que contribuyen a su continuo rejuvenecimiento e inmortalidad.
Este diminuto ser trasparente, a pesar de no tener ni corazón ni cerebro, es la única especie inmortal de la tierra. La gran mayoría de los seres vivos avanzan en un proceso de envejecimiento celular que culmina con la muerte, pero este ser es capaz de volver por completo a una etapa de inmadurez y revertir su ciclo vital volviendo a renacer.
El estudio cuenta con la dirección de Carlos López-Otín, catedrático de Bioquímica, y se ha publicado en la revista científica “Proceedings of the National Academy of Sciences”. En él, se compararon los genomas de esta medusa con los de su hermana mortal “Turritopsis rubra” identificando así las distintas variantes de los genes que le otorgan su inmortalidad.
Estos genes están asociados con la replicación y la reparación del ADN, el mantenimiento de los telómeros, la renovación de las células madre, la comunicación intercelular y la reducción del ambiente celular oxidativo. Todos ellos afectan a procesos que en humanos se asocian con la longevidad y el envejecimiento saludable.
Carlos López-Otín indica que "este trabajo no persigue la búsqueda de estrategias para lograr los sueños de inmortalidad humana que algunos anuncian, sino entender las claves y los límites de la fascinante plasticidad celular que permite que algunos organismos sean capaces de viajar atrás en el tiempo”.
Los investigadores consideran que del conocimiento sobre la medusa inmortal se pueden extraer “mejores respuestas frente a las numerosas enfermedades asociadas al envejecimiento que hoy nos abruman”.