Por Medicina Responsable
31 de enero de 2025El Hospital 12 de Octubre de Madrid ha realizado un estudio en el que se ha utilizado por primera vez herramientas de análisis genómico de ARN para detectar qué tipo de pacientes con tumor cerebral agresivo (glioblastoma) pueden responder a un tratamiento. Este trabajo servirá de base para el reclutamiento de pacientes para dos ensayos clínicos internacionales que comprobarán la eficacia del fármaco Azeliragon. Esta técnica de análisis genómico aumentaría los resultados de eficacia del fármaco y, por tanto, las probabilidades de que sea autorizado para su uso comercial.
El estudio convierte al análisis genómico de ARN en la única manera eficaz para predecir las respuestas de un paciente ante un tratamiento este tipo de tumor.
El glioblastoma es un tumor cerebral con muy mal pronóstico. Representa el tipo más prevalente de tumores primarios agresivos del sistema nervioso central. Además, se da la circunstancia de que apenas existen tratamientos disponibles y el 70% de los que hay no tienen eficacia, por lo que se hace urgente contar con terapias que puedan mejorar la calidad de vida y la evolución de estos pacientes.
El análisis genómico con ARN (análisis de transcriptómica) es un paso adelante, ya que permite un estudio exhaustivo del material genético completo de un organismo para comprender sus funciones, variaciones y evolución. Según explica Ricardo Gargini, neuro-oncólogo de Anatomía Patológica del Hospital 12 de Octubre, investigador del Grupo de NeuroOncología del Instituto de Investigación i+12 e Investigador Principal de este estudio, “mientras el ADN almacena la información genética, el ARN lleva esta información a las células, es decir, nos dice lo que está en movimiento en el tumor, lo que el tumor puede hacer como organismo vivo y, por tanto, refleja mucho más lo que puede llegar a hacer, en este caso, predecir la respuesta ante un tratamiento como el Azeliragon”.
Esta es la clave para que ‘‘no se caiga el fármaco’’, enfatiza Gargini. En su opinión, ‘‘a menudo los ensayos clínicos con fármacos no llegan a la fase II. Las cohortes de pacientes suelen ser heterogéneas y es frecuente que los resultados globales no lleguen al nivel requerido de eficacia para su comercialización, impidiendo que se beneficien muchos pacientes’’.
El trabajo “S100A proteins show a spatial distribution of inflammation associated with the glioblastoma microenvironment architecture”, publicado en la revista Theranostics, ha utilizado ARN, herramientas bioinformáticas y una cohorte de 30 pacientes con glioblastoma para validar los resultados.
Cuando se diagnostica glioblastoma se produce una fuerte asociación con procesos inflamatorios. Las moléculas inflamatorias generan retroalimentación positiva con las células tumorales, alimentando el crecimiento tumoral, así como el reclutamiento de células inmunes que promueven la agresividad. Aunque el papel de muchas moléculas inflamatorias es bien conocido, hay muchas macromoléculas, como la S100A, cuyo papel comienza ahora a comprenderse.
Los procesos inflamatorios implicados en el glioblastoma se analizan en el trabajo, que ha utilizado perfiles transcripcionales -que reflejan la actividad de los genes- para definir los procesos biológicos de proteínas como la S100A y ver cómo reaccionan las células del tumor al tratamiento.
Los hallazgos definen diferentes funciones para las proteínas S100A9, A11 y A13 que son asociados con la composición del microambiente del glioblastoma y que marcan su progresión. Además, se observa que estas alteraciones pueden ser revertidas por el Azeliragon que se encuentra en fase I/II del ensayo clínico.