
Por Santiago Melo
11 de noviembre de 2025Un nuevo estudio publicado en la revista Nature Aging, con participación española, revela que el multilingüismo tiene un efecto protector sobre la salud cerebral y física, ayudando a retrasar los procesos biológicos asociados a la edad y fortaleciendo la resiliencia del organismo.
La investigación, liderada por el Instituto Global de Salud Cerebral del Trinity College de Dublín y el Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje (BCBL), analizó los datos de 86.149 personas de entre 51 y 90 años en 27 países europeos. Los resultados muestran que las personas que solo usan un idioma tienen aproximadamente el doble de probabilidades de sufrir un envejecimiento acelerado, mientras que quienes hablan al menos una lengua adicional tienen 2,17 veces menos probabilidades de padecer este deterioro.
“Estos hallazgos refuerzan la idea de que el multilingüismo no solo tiene valor comunicativo, sino que constituye un importante determinante de salud pública”, expresa Agustín Ibáñez, uno de los autores del estudio.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores utilizaron modelos de inteligencia artificial que estimaban la edad biológica de los participantes en función de su estado físico, cognitivo y estilo de vida. Entre los factores considerados estaban la hipertensión, la calidad del sueño, el nivel educativo, la capacidad funcional o la actividad física. La diferencia entre la edad estimada y la edad real permitió establecer una “brecha de edad bioconductual”, clave para valorar si alguien envejece más rápido o más lento de lo esperado.
La ventaja del multilingüismo no solo se mantiene al considerar otros condicionantes sociales o políticos, sino que además es acumulativa: cuantos más idiomas se usan, mayor es el efecto protector. Según los expertos, esta protección se debe a una combinación de mecanismos biológicos, cognitivos y sociales. Hablar varios idiomas estimula redes cerebrales, mejora el control ejecutivo y la memoria de trabajo, y favorece la integración social, factores todos ellos vinculados a un menor estrés y a una mayor reserva cognitiva.
Lucía Amoruso, investigadora del BCBL, destaca que el beneficio no proviene solo de conocer varios idiomas, sino de emplearlos de forma activa en contextos reales. “No basta con hacer ejercicios en una aplicación o memorizar gramática; es el uso cotidiano, el cambio entre lenguas, la interacción social, lo que realmente genera este entrenamiento mental”, subraya.
Con este trabajo, el multilingüismo se consolida como un nuevo pilar para el envejecimiento saludable, con beneficios que pueden ser tan significativos como los del ejercicio o la dieta equilibrada.