Por Medicina Responsable
28 de febrero de 2025Los macrófagos son células defensivas que limpian el organismo destruyendo patógenos, como bacterias y virus, a base de ingerirlos. Un estudio, en el que ha colaborado el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), ha descubierto que los macrófagos también son capaces de extraer nutrientes directamente de los patógenos. Según los autores, estos resultados podrían abrir vías nuevas para luchar contra las resistencias a los antibióticos, o para aproximaciones innovadoras en el campo de las vacunas.
Los macrófagos son células del sistema inmunitario con la capacidad de ingerir desechos, como células dañadas o patógenos de gran tamaño, un fenómeno conocido como fagocitosis. Su papel es clave en el mantenimiento y buen funcionamiento de los tejidos del organismo.
Aún no es posible técnicamente dilucidar cómo de importante es para el organismo la energía que obtienen los macrófagos al digerir agentes infecciosos, aunque Johan Garaude, investigador del Inserm y autor principal del estudio, explica que, ‘‘nuestro trabajo sugiere que es importante para los macrófagos que tienen esa capacidad de fagocitosis. Para el sistema inmunitario en general, no se puede decir aún’’.
En condiciones normales los macrófagos comen solo algunas bacterias, ‘‘como muestra de la composición del microbioma’’, añade Garaude, pero cuando hay infección ‘‘los macrófagos pueden comer hasta cien bacterias sin problema. Por lo menos eso es lo que vemos in vitro, en el laboratorio’’.
Los resultados del estudio, publicado en la revista Nature, muestran que los macrófagos que han fagocitado bacterias enteras, vivas o muertas, tienen un metabolismo muy diferente de los que se han activado solo por la membrana bacteriana. Esto sugiere “que los macrófagos usan a las bacterias como fuente de nutrientes para mantener su propio metabolismo y también para asegurar la especificidad de su función en el sistema inmunitario”, explica Garaude.
Además, observaron que los macrófagos que han digerido bacterias muertas tienen muchas más probabilidades de sobrevivir en un entorno pobre en nutrientes. “Esta diferencia puede favorecer la supervivencia de los macrófagos cuando hay una infección, porque en tejidos infectados hay escasez de nutrientes; las bacterias, que se reproducen a gran velocidad, ya se los han comido”, comenta Garaude.
El grupo del CNIO, dirigido por Alejo Efeyan, jefe del grupo de Metabolismo y Señalización Celular del CNIO, ha contribuido a desvelar los factores moleculares involucrados en la maquinaria de digestión de los macrófagos.
Para Efeyan, este trabajo descubre que cuando los macrófagos desguazan un patógeno también ‘‘reciclan sus componentes, en forma de nutrientes y energía que son luego utilizados por la célula inmune’’. Su papel ha sido ‘‘ayudar a entender cómo la maquinaria de digestión celular y de la detección de los nutrientes reciclados son importantes para que este proceso de reciclaje funcione, y para tunear la respuesta inmune’’.