Por Europa Press
21 de agosto de 2025 Un grupo de investigadores de la Universidad de Arizona (EE.UU.) ha desarrollado un nuevo método para administrar fármacos quimioterapéuticos contra el cáncer de páncreas y mama de forma más eficaz y con menos daño a los tejidos sanos que las terapias convencionales.
El artículo, publicado en Nature Cancer, muestra que la nueva formulación del medicamento paclitaxel podría ayudar a superar algunas de las limitaciones habituales de la quimioterapia, sentando las bases para una plataforma innovadora en el tratamiento del cáncer y otras enfermedades.
“El paclitaxel es un fármaco potente que destruye las células cancerosas, pero para liberar todo su potencial terapéutico debemos abordar su toxicidad”, explica Jianqin Lu, profesor asociado titular de la cátedra John A. y Frances P. Ware en la Facultad de Farmacia R. Ken Coit de la Universidad de Arizona.
“Eso implica encontrar una manera más eficaz de hacer llegar el fármaco a las células tumorales y lograr que permanezca más tiempo en ellas. Esta plataforma se basa en una tecnología que modifica el medicamento para que llegue mejor a los tumores y los penetre, lo que mejora la administración y reduce los efectos secundarios”, añade el investigador.
El paclitaxel, uno de los pilares de la quimioterapia, se utiliza para tratar cánceres de mama, páncreas, pulmón y ovario, entre otros. Sin embargo, presenta desventajas, como su tendencia a acumularse en órganos no deseados, como el hígado y el bazo.
El nuevo método de administración, probado en ratones, aprovecha las propiedades de diminutas burbujas grasas llamadas nanovesículas, un tipo de nanopartícula utilizada en la liberación de fármacos. El equipo de Lu unió químicamente el paclitaxel a la esfingomielina, una grasa presente en las membranas celulares, formando una nanovesícula.
Según los investigadores, estas estructuras permiten una mayor concentración del fármaco en el tumor, una circulación más prolongada y una menor acumulación en tejidos sanos.
La nueva fórmula, denominada Paclitaxome, superó en eficacia a otros fármacos de quimioterapia como Taxol y Abraxane —también derivados de paclitaxel— en modelos de cáncer de mama triple negativo y cáncer de páncreas avanzado en ratones. Posteriormente, el equipo desarrolló una versión mejorada (CD47p/AZE-Paclitaxome), que logró reducir el crecimiento tumoral y aumentar la supervivencia.
“Muchos fármacos quimioterapéuticos presentan una administración deficiente. El paclitaxome es clínicamente prometedor porque libera el fármaco directamente en el tumor y reduce los efectos secundarios, evitando que se elimine rápidamente del organismo. Todo ello mejora su eficacia”, señala Aaron Scott, oncólogo y coautor del estudio, profesor asociado de Medicina en la Universidad de Arizona en Tucson.
El paclitaxel modificado mostró ventajas adicionales al emplearse en terapias combinadas. Los investigadores probaron su unión con gemcitabina, introduciendo esta última en el núcleo de la nanovesícula. “Probamos diferentes proporciones y seleccionamos la más eficaz para cargarla en la nanovesícula”, explica Lu. “La combinación superó a la administración conjunta de gemcitabina con Taxol y también a la de Abraxane con gemcitabina”.
En otro ensayo, combinaron el paclitaxel modificado con carboplatino para prevenir la recurrencia del cáncer de mama triple negativo en ratones, logrando además eliminar la enfermedad diseminada a otras zonas del organismo.
“Esta estrategia puede aplicarse a otros fármacos y a distintas enfermedades. Por ejemplo, utilizamos esta misma plataforma con camptotecina en un modelo de cáncer de colon en ratones y también funcionó. Esto demuestra que la tecnología es generalizable”, afirma Lu.
El investigador subraya que este enfoque podría emplearse para administrar quimioterapia junto con inmunoterapia, potenciando la capacidad del sistema inmunitario frente al cáncer. El equipo trabaja ahora en recopilar más datos preclínicos y en explorar nuevas aplicaciones de la plataforma.
“Nuestro objetivo es avanzar hacia los primeros ensayos clínicos en humanos.
Esta estrategia puede aplicarse a una amplia variedad de tumores y ofrecer alternativas a pacientes que necesitan con urgencia mejores terapias”, concluye Scott.