Por Virginia Delgado
21 de julio de 2025En el año 2003 descubrieron en la UCI de un hospital de Japón un gen que se encontraba en una bacteria y la hacía capaz de resistir a la familia de antibióticos de los aminoglucósidos.
Durante 20 años no se supo más de él hasta que la curiosidad de un grupo de científicos españoles hizo que se acordaran de su existencia. “Hace dos años nos preguntamos qué había sido de este gen llamado npmA2. Nos sorprendía que no hubiera pasado a otras bacterias y comenzamos a bucear en las bases de datos más profundas y completas genómicas del mundo entero. Encontramos que, efectivamente, no había desaparecido. Se había estado diseminando silentemente como un fantasma en distintos países del mundo y en diferentes ecosistemas, tanto en el medioambiente como entre seres humanos y animales”, explica a Medicina Responsable el doctor Bruno González-Zorn, catedrático del departamento de Sanidad Animal de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y responsable de un equipo de expertos españoles.
Continuando con su investigación, comprobaron que en la UCI de un hospital de Holanda había una epidemia producida por una bacteria altamente resistente a los aminoglucósidos, por lo que no tuvieron duda de que se trataba del npmA2. “Llamamos a nuestros compañeros holandeses para que nos enviaron las bacterias. Al secuenciarlas, vimos que habían captado este gen de resistencia antibiótica a partir de otra bacteria que es la que se había diseminado a nivel mundial. Dedujimos que, además de dispersarse, había sido capaz de donar este gen a otras bacterias que producen infecciones intrahospitalarias”, recuerda el doctor González-Zorn.
Hace pocos días, este facultativo advirtió de su vuelta. “Es como un fantasma. Lo tenemos prácticamente encima”, comentó. “Se está extendiendo por todo el mundo. Lo hemos encontrado en Reino Unido, Alemania, Francia, Estados Unidos, China y en Australia”, informa a Medicina Responsable. Una expansión que no se detendrá porque, como explica el catedrático de la UCM, “la gente viaja y transportamos estos genes. También pasan a las aguas residuales, se transmiten al acariciar a los perros…”
En España, los expertos van a comenzar una búsqueda “activa” y van a desarrollar herramientas moleculares para la detección temprana. “Si lo detectamos en alguna UCI de un hospital de nuestro país, aislaremos al paciente para impedir que esa bacteria con el gen npmA2 se disemine por toda la sociedad”, comenta el doctor. Aun así, reconoce que acabar con él es imposible. “No acabaremos nunca con él, pero podemos ralentizar o intentar controlar su diseminación. Así, podremos seguir usando los aminoglucósidos para curarnos cuando los necesitemos”, añade.
Actualmente, el equipo de expertos españoles liderado por el doctor González-Zorn, trabaja con colegas del Welcome Sanger Institute de Cambridge (Reino Unido), del Instituto Pasteur de París (Francia) y de centros de investigación de los Países Bajos y Australia. “Cada grupo está aportando su granito de arena y estamos en continua comunicación”, comenta.