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La Inteligencia Artificial, el motor invisible de la prevención

Esta herramienta tecnológica cambiará las bases de la profesión: pasaremos de una medicina reactiva a una proactiva en la que la prevención será su piedra angular

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La Inteligencia Artificial, el motor invisible de la prevención

Por Clara Arrabal

29 de mayo de 2025

Al igual que nuestros antepasados vivieron la revolución del papel, de la imprenta, de la electricidad o la llegada de Internet, las generaciones actuales estamos siendo testigos de uno de los cambios más radicales que la tecnología puede brindar: la irrupción de la Inteligencia Artificial en todos los ámbitos de nuestras vidas. Desde la asistencia en carretera cuando pinchas una rueda hasta la organización de las agendas de empresas y gobiernos, esta nueva herramienta ya forma parte de nuestra cotidianeidad.

Más concretamente en el campo de la salud, la IA promete suponer un antes y un después, pues dejará huella en la mayoría de los procesos asistenciales, las relaciones entre médicos y pacientes y las investigaciones clínicas. “La Inteligencia Artificial va a salvar más vidas que cualquier tratamiento, lo que supone ayudar a millones de personas en el mundo”, ha explicado Rubén Iturrarte, COO de Founderz, en el marco del Health Goals Madrid del pasado 26 de mayo.

Esto se debe, entre otros motivos, al cambio de modelo que la Inteligencia Artificial ha traído consigo en el área de la prevención, pues el paradigma evolucionará de una medicina reactiva a una más proactiva con la que los diagnósticos se adelanten a los primeros síntomas.

La revolución de la prevención

De acuerdo con el doctor Juan José Ríos Blanco, perteneciente a la Unidad de Enfermedades Inmunomediadas Sistemáticas del Hospital Universitario La Paz, experto en aplicaciones de IA en salud, y profesor del máster de IA en la Salud de Founderz, “la tecnología puede actualmente recoger grandes cantidades de datos que permiten obtener información para determinar qué pacientes son más susceptibles de desarrollar ciertas enfermedades y abordar un tratamiento preventivo precoz”.

Esto se debe, como afirma el experto, a que la Inteligencia Artificial es capaz de “identificar asociaciones” y, de esta manera, “descubrir nuevos factores de riesgo o biomarcadores” para realizar un abordaje preventivo de todo tipo de enfermedades, entre las que se incluyen algunas crónicas como la diabetes, la insuficiencia cardiaca o el EPOC. Además, entre los campos que más beneficios puede acarrear se encuentra la radiología, “que es uno de los que más se está desarrollando”, como afirma el experto. “Esto puede ayudar al diagnóstico precoz de diversas neoplasias como las de mama o próstata”, añade.

Por otra parte, una de sus grandes aplicaciones es su “capacidad de establecer perfiles de pacientes que se beneficien más de un tratamiento concreto”, es decir, el desarrollo de la medicina personalizada. “Este es el gran momento de la medicina de precisión, no solo para ofertar a cada paciente el tratamiento que mejor se adapte a su condición, sino por la capacidad de evitar tratamientos que, además de costosos, pueden ser perjudiciales para el paciente”, se reafirma.

Un giro en la profesión sanitaria

Esta revolución no solo beneficiará a los pacientes, sino que asentará las bases de una nueva perspectiva en la profesión sanitaria. “La IA va a cambiar enormemente nuestro trabajo y solo los profesionales que la integren como una potente herramienta tendrán prestigio”, ha explicado Ríos Blanco.

“Con la implantación de la IA, los especialistas no serán los únicos que atesorarán el conocimiento y la capacidad diagnóstica, pero deberán ser quiénes guíen a sus pacientes, ofreciendo una visión crítica de la información disponible y completando con su experiencia la capacidad de la tecnología”, añade.

Además, afirma que “liberar al médico de las tareas más burocráticas, tediosas y menos creativas debe hacer que éste se centre en el desarrollo de aquellas habilidades que son más propiamente humanas”. Es decir, que la IA mejorará la relación entre paciente y facultativo al permitir un mayor tiempo y calidad de comunicación con el paciente, más empatía y la individualización de las recomendaciones de cuidado y tratamiento. “Simplemente con eliminar los teclados y pantallas en la comunicación, ya se favorecerá la humanización de la asistencia”, concluye Ríos Blanco. 



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