Por Medicina Responsable
23 de junio de 2025Johnson & Johnson ha anunciado la obtención de precio y reembolso del Sistema Nacional de Salud de Balversa (erdafitinib) como tratamiento oral y dirigido una vez al día para pacientes adultos con carcinoma urotelial avanzado (irresecable o metastásico) con alteraciones del FGFR3 que hayan recibido previamente al menos una línea de tratamiento con un inhibidor de PD-1 o PD-L1 en el contexto del tratamiento irresecable o metastásico.
Erdafitinib es el primer y único tratamiento oral y dirigido aprobado por la Comisión Europea con esta indicación, lo que implica una línea adicional de tratamiento para los pacientes con alteraciones del FGFR3.1,2 Esta aprobación se basa en los resultados del estudio fase 3 THOR, en el que erdafitinib ha demostrado una reducción del riesgo de muerte del 36% y del 42% en el riesgo de progresión o muerte en comparación con quimioterapia. “Aunque el arsenal terapéutico en carcinoma urotelial metastásico ha crecido en los últimos años, las opciones terapéuticas siguen siendo limitadas, y ofrecer una nueva estrategia de tratamiento a este subgrupo de pacientes tiene un gran valor”, ha explicado el doctor Álvaro Pinto, oncólogo médico del Hospital Universitario La Paz de Madrid y participante en el estudio THOR. “Este estudio nos fue muy útil para empezar a desarrollar el camino de medicina de precisión en carcinoma urotelial, que hasta el momento apenas tenía aplicabilidad en la práctica clínica diaria”, explica el doctor.
Por su parte, la doctora Elena Sevillano, oncóloga médica del Centro Integral Oncológico Clara Campal - Hospital Universitario HM Sanchinarro, ha coincidido en valorar la disponibilidad de Balversa como “un avance muy significativo” y ha recalcado el valor de su administración oral: “Este formato facilita la administración ambulatoria, mejora la calidad de vida del paciente al evitar desplazamientos frecuentes al hospital y permite una mayor autonomía, especialmente relevante en pacientes frágiles o con comorbilidades”.
El carcinoma urotelial localmente avanzado o metastásico es una enfermedad incurable, con una supervivencia a largo plazo desfavorable, y representa una necesidad médica no cubierta. En España se estimó que se diagnosticarían 22.097 nuevos casos de cáncer de vejiga en 2024, de los cuales, el 5% presentarían enfermedad metastásica de entrada. Además, se estimó que en torno al 50% de los pacientes con cáncer de vejiga con tumores músculo invasivos localizados que reciben tratamiento local podrían recaer desarrollando metástasis. Las alteraciones del FGFR se producen en el 10% al 20% de los pacientes con CUm, siendo las más comunes las mutaciones activadoras del FGFR3.
La incorporación de erdafitinib se basa en los resultados de la cohorte 1 del estudio fase 3 THOR (NCT03390504), que evalúa su eficacia y seguridad (n=136) frente a quimioterapia (n=130) en pacientes con CU avanzado con alteraciones en FGFR que habían progresado tras una o dos líneas de tratamiento sistémico previo siendo al menos uno de ellos un inhibidor de PD-(L)-1.3,[i]
En junio de 2023, en base a la recomendación del comité independiente de monitorización de la seguridad de los datos, el estudio THOR se interrumpió tras el análisis intermedio de eficacia y a todos los pacientes a quienes aleatoriamente se les había administrado quimioterapia (docetaxel o vinflunina) se les ofreció la oportunidad de recibir erdafitinib como tratamiento crossover. Los resultados demuestran que se alcanzó una mediana de supervivencia global (SG) de más de un año en pacientes tratados con erdafitinib en el momento del corte de datos, lo que señala una mejora significativa en comparación con los pacientes del grupo de quimioterapia (12,1 frente a 7,8 meses; hazard ratio [HR], 0,64; intervalo de confianza [IC] del 95%, 0,44 a 0,93; P=0,0050)3 El tratamiento con erdafitinib también mostró una mejora en la mediana de la supervivencia libre de progresión (SLP) en comparación con quimioterapia de 5,6 meses frente a 2,7 meses (HR 0,58; IC del 95%, 0,41 a 0,82; P=0,0002) y una tasa de respuesta global (TRG) confirmada del 35,3% frente al 8,5%.3
Erdafitinib mostró un perfil de seguridad manejable y consistente entre los ensayos clínicos. Un 13,3% de los pacientes tratados con erdafitinib experimentaron acontecimientos adversos (AA) graves frente a un 24,1% del grupo de quimioterapia y un 8,1% de los pacientes tratados con erdafitinib discontinuaron el tratamiento debido a AA relacionados con el tratamiento frente al 13,4% de los pacientes tratados con quimioterapia.
Los datos del estudio THOR respaldan aún más la recomendación de realizar pruebas moleculares en pacientes con CUm para identificar a aquellos con alteraciones del FGFR3 que puedan beneficiarse de erdafitinib. Las guías de la Asociación Europea de Urología (EAU), la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) y las Guías de Práctica Clínica en Oncología (NCCN) recomiendan el testing para alteraciones del FGFR3 en pacientes con carcinoma urotelial metastásico. La EAU, idealmente en el momento del diagnóstico de la enfermedad metastásica. Además, este test está incluido en el catálogo de Pruebas Genéticas y Genómicas del Servicio Nacional de Salud (SNS). “La caracterización molecular del tumor es esencial para identificar biomarcadores accionables, es decir, alteraciones genéticas que puedan ser diana de un tratamiento específico. En el caso del carcinoma urotelial, detectar alteraciones en FGFR permite seleccionar pacientes candidatos a erdafitinib, lo que puede traducirse en estrategias terapéuticas más eficaces y mayores tasas de respuesta”, ha detallado la Dra. Sevillano.
Tal como ha señalado el doctor Pinto, “necesitamos un conocimiento profundo sobre la biología molecular de esta enfermedad, porque ello redundará en la identificación de nuevos biomarcadores que nos ayuden a seguir desarrollando este camino de la medicina de precisión. El principal reto en mi opinión es conseguir que la determinación de alteraciones en FGFR3 se incorpore como algo estándar en el manejo del carcinoma urotelial metastásico”, ha añadido el especialista del Hospital La Paz.
“El momento óptimo para realizar el test es al diagnóstico de enfermedad metastásica o localmente avanzada, idealmente antes de iniciar el tratamiento sistémico, para planificar adecuadamente las líneas terapéuticas”, ha detallado la doctora Sevillano, quien ha insistido en que “este tipo de análisis se debe plantear en todos los pacientes con enfermedad avanzada, independientemente de la localización primaria (vejiga o tracto urinario superior) o el subtipo histológico, ya que puede tener implicaciones terapéuticas directas”. En concreto, las alteraciones en FGFR se detectan mediante técnicas de biología molecular, principalmente secuenciación de nueva generación (NGS) o RT-PCR específica, a partir de tejido tumoral o biopsia líquida.