Por Juan García
27 de marzo de 2025La movilización de forma solidaria de médicos españoles ante emergencias sanitarias y proyectos de cooperación en países en vías de desarrollo requiere, además de la voluntad desinteresada y el saber hacer de los facultativos, de una infraestructura legal para facilitarlo y canalizar la demanda de estos profesionales. Con el objetivo de analizar cómo son los procesos para que los médicos realicen estas labores y debatir sobre las formas de agilizar su tramitación, la Organización Médica Colegial (OMC) ha organizado una jornada sobre Regulación de permisos solidarios para cooperación y emergencias sanitarias.
La vicepresidenta de la OMC, la doctora Isabel Moya, ha destacado al inicio de la jornada que con esta iniciativa buscan “generar un espacio de reflexión, análisis y propuestas” para ayudar a proteger al médico voluntario y cooperante. En esta línea, ha apuntado al reto de crear procedimientos legales comunes en toda España para facilitar que los médicos participen en estos proyectos. La doctora Moya ha defendido la necesidad de establecer criterios comunes y un “marco jurídico firme” ante la trasposición dispar de la normativa que han realizado las comunidades autónomas de la ley de voluntariado de 2015. Para ello, ha incidido en la importancia de reconocer esta “labor social” de los facultativos, concediendo permisos laborales para hacerlo y permitiéndoles formarse para participar en proyectos de cooperación internacional.
La coordinadora general de la Fundación Estatal Salud Infancia y Bienestar Social, Marieta Iradier, ha incidido en la conveniencia de “buscar un mínimo denominador común para fomentar la cooperación al desarrollo de forma profesional y equilibrada” a través de una legislación actualizada y común en todo el país, frente a las diferencias de aplicación autonómicas.
En la jornada han intervenido diversos representantes de instituciones públicas y de la OMC para intercambiar experiencias y compartir sus visiones sobre cómo avanzar en materia de cooperación médica internacional. Por parte del Ministerio de Sanidad, el subdirector general de cohesión y alta inspección del SNS, Juan Julián García, ha repasado las líneas maestras de la acción de su departamento en busca de un “fortalecimiento de la colaboración interinstitucional y un refuerzo de la capacidad de respuesta de España ante emergencias internacionales”. Todo ello, basado en un enfoque de “solidaridad global”. Además, ha resaltado la necesidad de que los procesos de selección de los profesionales que participan en estos proyectos sean “transparentes, equitativos e igualitarios”.
García ha puesto en valor el papel del equipo START, un proyecto de acción humanitaria ante emergencias internacionales puesto en marcha por la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID) en 2016. En alusión a los proyectos en los que participa este equipo, ha subrayado que habría que “tratar de armonizar” los procesos para que los médicos que forman parte del equipo no tengan problemas para obtener permisos laborales para ir de misión.
Otro de las grandes iniciativas de España en materia de cooperación con países en vías de desarrollo es el Programa de Formación Médica Especializada y Sanitaria, que cuenta con ocho países de áfrica y Latinoamérica adheridos para tratar de mejorar el proceso formativo de sus médicos tomando como ejemplo el sistema MIR español.
La jefa del área de salud de la AECID Oriana Ramírez, ha explicado que esta iniciativa pretende “servir de vehículo para mejorar la calidad asistencial de los países socios”, con estancias formativas de médicos españoles en esos países y recepción de médicos extranjeros para que aprendan el funcionamiento del sistema español o adquieran determinadas competencias.
En palabras de Ramírez, el objetivo final de todas estas iniciativas de cooperación debe ser “honrar el esfuerzo de los profesionales sanitarios que salen a terreno” para poner sus conocimientos y experiencia al servicio de quienes más lo necesitan fuera de nuestro país.
Los ponentes han destacado el enriquecimiento a nivel humano, profesional y el aprendizaje recíproco que suponen estas experiencias de cooperación, destacando que la “recompensa más gratificante” es contribuir al desarrollo o la mejora sanitaria de terceros países.