Por César Casado, cirujano estético plástico y reparador del Hospital Ruber Internacional
16 de febrero de 2023Cada mujer se acerca a la menopausia de forma muy diferente. Pero, en la mayoría de las ocasiones, ésta produce alteraciones hormonales e introduce cambios faciales, corporales y funcionales en las pacientes que hacen que, en ocasiones, necesiten profilaxis o diferentes tratamientos para mejorar su aspecto a nivel estético, su calidad de vida o su vida sexual.
Los cambios que introduce la menopausia en la mujer son tan evidentes que, cuando ella se asoma a su cuerpo “vivo en presente”, inmediatamente recuerda el “vivido en pasado” y, esto le puede afectar con cambios de humor y complejos que, en ocasiones, pueden desencadenar en la forma de vestir para disimular los cambios corporales o, incluso, en una reducción de su actividad sexual. Y es que, aparte de cómo se ve, la mujer también se puede ver afectada en cómo creen que la ven los demás, su pareja, sus amistades, su entorno… y en esa “mirada crítica” entran en juego aspectos físicos como la densidad del pelo, los pliegues faciales, el maquillaje, la forma de vestir y calzar, etc.
Al cambiar la expresión del lenguaje corporal femenino, también cambian sus motivaciones, sus relaciones y su actividad sexual, pudiendo no ser tan satisfactorias e incluso dolorosas.
En la actualidad, la medicina dispone de capacidad para prevenir, mantener y recuperar el cuerpo de la mujer incluso antes de llegar a ese proceso biológico que es la menopausia. Se trata de llevar a cabo acciones desde el punto de vista profiláctico que consisten en hidratar, dar densidad y volumen o ganar elasticidad. Y, para ello, en la actualidad los profesionales médicos disponemos de un amplio arsenal profiláctico como son la mesoterapia, las vitaminas, el ácido hialurónico, la toxina botulínica, la endermología, la radiofrecuencia in mode o el láser, entre otras muchas técnicas.
Todas ellas están indicadas, de forma aislada o combinada, para lograr el objetivo buscado. Para ello, simplemente hay que tratar aquellas zonas de difícil recuperación. En la zona craneofacial, contamos con tratamiento de redensificación del pelo, corrección de párpados con exceso de piel y bolsas grasas, blefaroplastias, relajación cutánea facial o cérvido facial, entre otros.
A nivel de tronco y superior, las opciones también son múltiples: cirugía estética mamaria a demanda de la situación, ya sea mastopexia sin o con aumento o reducción mamaria; cirugía estética de la cara interna de los brazos o braquioplastia, disminución de la elasticidad de la piel de la cara interna de los brazos.
A nivel abdominal muchas pacientes arrastran secuelas de embarazos con abdómenes globulosos, por separación de la musculatura abdominal, situación que puede acarrear sintomatología digestiva o urinaria. Para ello, la solución es hacer una abdominoplastia con cierre de la diástasis de los rectos anteriores y eliminación de la piel y grasa abdominal de ombligo a pubis. En las zonas inferiores, es habitual realizar el cambio de los depósitos grasos hacia zonas inferiores como flancos, caderas o abdomen, aumentando el perímetro a ese nivel. Aquí, la técnica de la liposucción es la más indicada.
Por último, a nivel genital, los trastornos hormonales de la menopausia generan deshidratación, atrofia, sequedad y, funcionalmente, dolor en las relaciones con aversión a tenerlas. En estos casos, el ácido hialurónico, la radiofrecuencia y el láser endovaginal mejoran y revierten esta situación, ayudando a las mujeres a tener unas relaciones satisfactorias.
En definitiva, se trata de que, antes de llegar a la menopausia, podamos hacer profilaxis de las futuras alteraciones y, si se establecen, tratarlas de forma correcta, pensar en una longevidad con calidad de vida.