Por Julia Porras, Andrea Martín
2 de febrero de 2024Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el cáncer de mama será, un año más, el tumor más diagnosticado entre las mujeres de nuestro país, con más de 36.000 nuevos casos. Además, es el cáncer con mayor porcentaje de mortalidad. Para una mujer recibir este diagnóstico es algo devastador. Así lo contaba Yolanda hace un año para Medicina Responsable, un año después de haber sido operada de un cáncer en su pecho derecho.
Rodearse de los seres más queridos en este caso es fundamental. Yolanda tiene dos hijas, Diami de 15 y Kira de solo 7 años. Además de su pareja Miguel. Cuando le dijeron que tendrían que operarla y darle sesiones de radioterapia el mundo se le vino encima. Tras la retirada del tumor y de la mama vinieron 25 sesiones de radioterapia, que Yolanda intento normalizar como un proceso natural de curación que tenía que pasar. No perdió el pelo, se sentía cansada, pero siguió en pie. Cuando el proceso terminó, sintió alivio y paz. Ahora ve la vida de un modo más claro. “Mi teta está ahí para recordarme cada día, que estamos aquí de paso. Y el cáncer de mama no es algo con lo que puedas pasar página. Está ahí siempre para recordarnos que somos muy finos, lo somos”.
Pero, por esa misma razón, por seguir viva, Yolanda solo puede mirar hacia adelante. Porque, como ella misma cuenta, “después de pasar un cáncer de mama se vive de otra manera, el sentimiento de miedo y de que te puedes morir está mucho más presente en mi vida, pero precisamente eso me ayuda a querer vivir con más calidad y estar más concentrada en el presente y en el ahora”.
Aun así, hay momentos muy duros en la vida de una mujer que ha superado un cáncer de mama: las revisiones. Durante dos primeros años, la mujer debe someterse cada seis meses a varias pruebas, analíticas, ecografía mamaria y una mamografía. Afortunadamente, la última prueba de Yolanda ha ido muy bien, y tiene razones para ser positiva. “Es verdad que cuando se acercan las revisiones el miedo es mayor, pero esto hay que pasarlo exponiéndose al trauma, al mal momento, la mamografía para mi es un momento duro y difícil y paso mucho miedo hasta que el médico me dice que todo está bien. Pasarlo es necesario, pero también aterrador”, explica Yolanda.
A medida que pasa el tiempo, el miedo se va mitigando. “Espero que esas experiencias se vayan quedando en el disco duro y que cada vez tenga menos miedo”, dice Yolanda. Sin embargo, aunque parezca paradójico “también las vivo como un regalo, porque así tendría la suerte de que, si algo apareciera, poder prevenirlo o curarlo. Así que definitivamente sí, la revisión de mi cáncer es un momento de miedo, pero también es un regalo para mi salud mental”, concluye Yolanda con una sonrisa.