Vivir con TOC, la obsesión que te paraliza

Teresa no puede dormir si no comprueba varias veces que la llave de su puerta está echada. Vuelve una y otra vez desde el pasillo para girar la llave y quedarse tranquila. Sabe que es un pensamiento obsesivo, porque su yo racional comprende que está haciendo algo absurdo, pero si no lo hace entra en un estado de ansiedad que no es capaz de superar.

Además, se lava las manos incontables veces al día.  Ella ya llevaba hidrogel en el bolso antes de que se extremaran las medidas de higiene por la Covid. Teresa tiene TOC (trastorno obsesivo compulsivo), un trastorno mental no muy frecuente pero que puede llegar a ser muy grave. “El TOC consiste básicamente en pensamientos obsesivos, irracionales en la mayoría de los casos, que provocan en el enfermo unas conductas repetitivas, las llamadas compulsiones, que en ocasiones pueden paralizarle la vida, porque es un círculo que se retroalimenta”, cuenta el Jefe de Psiquiatría del Hospital 12 de octubre de Madrid, el doctor Gabriel Rubio.

Ahora, un equipo del Hospital madrileño 12 de Octubre, capitaneado por el doctor Rubio, ha descubierto un método que se usaba anteriormente para tratar la depresión y que ahora puede aplicarse para la curación del TOC resistente a otros tratamientos. Se trata de la estimulación magnética transcraneal. Un método seguro, eficaz y nada invasivo que produce mejoría en los pacientes cuyo TOC no ha reaccionado a los fármacos ni a la psicoterapia, que son los métodos habituales para tratar esta enfermedad mental.

La estimulación magnética transcraneal consiste en la aplicación de campos magnéticos provocados por una bobina circular que cuando recibe una corriente eléctrica genera un campo magnético en el centro y, si ese campo está pegado al cuero cabelludo, estimula o inhibe las neuronas. “Esta estimulación magnética genera estímulos parecidos a cómo se comunicarían las neuronas entre ellas para activarse o inhibirse. En definitiva, lo que hace esta técnica es cambiar la neuro plasticidad del cerebro mediante los campos magnéticos para cambiar la forma errónea en la que las neuronas se relacionan provocando el TOC”. Es decir, las hace funcionar de manera correcta. 

Generalmente el enfermo que tiene diagnosticado un TOC sabe que sus pensamientos son irracionales, pero no puede evitar tenerlos, porque piensa que, si por ejemplo “no se lava las manos cada vez que lo necesita, siente que está contaminado y entra en un estado de ansiedad tal que le paraliza. Por eso lleva a cabo la conducta repetitiva una y otra vez”, cuenta el doctor Rubio. Por ello, el TOC, en contra de muchas creencias, no tiene nada que ver con traumas infantiles o de otra índole, de hecho “es el trastorno mental con una base más neurobiológica que existe, por eso en ocasiones se trata con psicocirugía, porque se conocen bien las vías por las que el individuo tiene estas compulsiones o conductas”.

En estos momentos, este tratamiento ya se ha usado en cuatro pacientes con TOC con muy buenos resultados en todos ellos, “a pesar de que eran pacientes muy cronificados y resistentes a los tratamientos farmacológicos y psicoterapéuticos”, concluye el doctor Rubio.

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