Por Julia Porras
9 de octubre de 2023Cerca de mil millones de ciudadanos en todo el mundo sufren algún tipo de trastorno mental, lo que significa una de cada ocho personas sufre una enfermedad mental, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, se estima que el 25% de la población mundial padecerá algún tipo de estas enfermedades a lo largo de sus vidas, por lo que resulta fundamental la actuación colectiva y la integración de los servicios y sistemas de salud con el fin de favorecer una atención plena a todas las personas que lo necesitan. Además, es importante recordar que los jóvenes son un grupo de población especialmente vulnerable ya que el 50% de estos problemas de salud comienzan en la infancia o en la adolescencia.
A pesar de la gravedad de las cifras, la estigmatización de las enfermedades mentales y de las personas que las sufren son un aspecto continúo de estas enfermedades, un problema que hay que cambiar porque estas personas sufren en muchos puntos del mundo “abusos, abandono de sus cuidados, violencia y, en definitiva, vulneración de sus derechos humanos fundamentales”, ha explicado Tedros Adhanom Ghebreyesus, director General de la OMS, durante una rueda de prensa con motivo del Día Mundial de la Salud Mental. Por ello, desde la OMS declaran que “debemos desafiar el estigma y la discriminación que rodean la salud mental. Porque todos tenemos derecho a vivir nuestras vidas libres de estigma y discriminación en lugares como las escuelas y los lugares de trabajo. Todos tenemos derecho a vivir de forma independiente y a ser incluidos en la comunidad”.
Con el objetivo de mejorar los conocimientos, sensibilizar e impulsar acciones que promuevan y protejan la salud de todos como un derecho humano universal, la OMS, junto a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), ha lanzado la guía “Salud mental, derechos humanos y legislación: orientación y práctica”, que propone disposiciones legislativas para poner fin a la coacción en los servicios de salud mental y consagrar el consentimiento libre e informado como base de todas las intervenciones relacionadas con la salud mental. Todo ello sin recurrir a prácticas coercitivas.
"Nuestra ambición debe ser transformar los servicios de salud mental, no sólo en su alcance, sino en sus valores subyacentes, para que respondan verdaderamente a las necesidades y a la dignidad de la persona. Esta publicación ofrece orientación sobre cómo un enfoque basado en los derechos puede apoyar la transformación necesaria en los sistemas de salud mental", ha dicho Volker Türk, alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Lo que se busca es orientar las políticas y legislaciones de los países para que adopten un enfoque de la salud mental basado en los derechos humanos. Además, cada vez hay más pruebas de que las prácticas coercitivas afectan negativamente a la salud física y mental, a menudo agravando el estado de salud de la persona y alejándola de sus sistemas de apoyo.
La guía determina entre otros objetivos que las personas deben tener acceso a buenos servicios de salud mental, así como a educación, generación de ingresos, oportunidades de vivienda y apoyo social para poder vivir de forma independiente y ser incluidas en sus comunidades. Y esto es porque el acceso a apoyo y recursos de salud mental en los primeros años de vida puede marcar una diferencia real en la salud y el bienestar de los jóvenes y adultos en la vejez. Esto debería promoverse como una prioridad en todos los países.
La clave y el objetivo de esta guía es claramente, “reconocer la salud mental como un derecho humano universal que empodere a las personas para defender sus derechos y los de quienes los rodean”, concluyen desde la OMS.
La salud mental es un derecho humano básico para todos. Todas las personas, sean quienes sean y estén donde estén, tienen derecho al más alto nivel posible de salud mental. Esto incluye el derecho a ser protegido de los riesgos para la salud mental, el derecho a una atención disponible, accesible, aceptable y de buena calidad, y el derecho a la libertad, la independencia y la inclusión en la comunidad. "La salud mental es un componente integral y esencial del derecho a la salud", ha dicho el doctor Tedros Adhanom. "Estas nuevas orientaciones ayudarán a los países a introducir los cambios necesarios para prestar una atención de salud mental de calidad que ayude a la recuperación de la persona y respete su dignidad, empoderando a las personas con afecciones mentales y discapacidades psicosociales para que lleven una vida plena y saludable en sus comunidades."
Sin embargo, las violaciones de los derechos humanos y las prácticas coercitivas en la atención de salud mental, respaldadas por la legislación y las políticas vigentes, siguen siendo demasiado frecuentes, asegura la OMS. La hospitalización y el tratamiento involuntarios, las condiciones de vida insalubres y los abusos físicos, psicológicos y emocionales caracterizan a muchos servicios de salud mental en todo el mundo.