Por Andrea Rivero
28 de febrero de 2023En 2023 se diagnosticarán en España 29.000 nuevos casos de cáncer de próstata, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), siendo el más prevalente entre los hombres. Este aumento de la incidencia se debe, en gran parte, al aumento de la esperanza de vida ya que la mayoría de los expertos coinciden en que se trata de una enfermedad asociada a la edad que, en el 70% de los casos, se detecta en varones mayores de 65 años.
En la actualidad, la valoración de esta enfermedad depende de cuatro factores clave: el tacto rectal, los análisis del PSA (prueba del antígeno prostático específico en sangre), la biopsia de próstata y la prueba de imagen. Una vez realizadas todas estas pruebas, los profesionales médicos pueden determinar con mayor exactitud el estadio en el que se encuentra la enfermedad y comenzar el tratamiento más adecuado. Actualmente, los avances en medicina permiten contar con una amplia gama de terapias para esta enfermedad, muchas de ellos basados en la tecnología más puntera.
La extensión de la enfermedad es un factor clave a la hora de determinar el mejor tratamiento para cada paciente. El doctor François Peinado, jefe del servicio de urología del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo y Olympia, del grupo Quirónsalud, nos explica que, aunque puede ser “frecuente encontrar estadios avanzados de la enfermedad en pacientes de edad avanzada que no se han hecho revisiones”, lo normal en relación con el cáncer de próstata es que se diagnostique en sus formas iniciales, “por lo que suele estar solamente localizado en la próstata y su pronóstico es excelente en la mayoría de los casos”, añade el doctor.
De hecho, algunos pacientes nunca necesitarán tratamiento debido a que es un tumor de lento crecimiento y, si la persona afectada tiene una edad avanzada o ciertas afecciones médicas, se convierte en candidata para lo que se conoce como terapia expectante, indicada para aquellos pacientes que no se beneficiarían de un tratamiento radical por lo que se retrasará su inicio, aplicándose sólo cuando se observe progresión local o metastásica; o para la vigilancia activa, enfocada para pacientes que sí pueden beneficiarse del tratamiento radical, pero podrían esperar o aplazar el tratamiento hasta mostrar una progresión de la enfermedad.
“Los tratamientos más habituales para un cáncer de próstata localizado son la cirugía radical de próstata o la radioterapia, que muestran resultados muy buenos para el paciente ya que los efectos secundarios suelen ser bajos”, explica el doctor Peinado.
Una de las técnicas más utilizadas actualmente es la prostatectomía radical laparoscópica. Se trata de una intervención en la que se realizan pequeñas incisiones en la pared abdominal mediante las cuales se insertan instrumentos con los que los urólogos realizan la cirugía desde el exterior a través de un monitor. Esta cirugía también puede realizarse con la asistencia de un robot (Da Vinci), que supone un gran avance por los resultados satisfactorios que tiene en relación con la conservación de la erección principalmente.
Por otro lado, la radioterapia es una alternativa terapéutica para los tumores de próstata localizados, que utiliza rayos de alta energía para destruir las células cancerosas. También es un tratamiento que se usa en el caso de que persista el tejido tumoral tras la cirugía, si reaparece el cáncer, y para reducir el volumen tumoral en casos de enfermedad avanzada con el fin de aliviar los síntomas.
Otro de los tratamientos es la braquiterapia, también conocida como implantación de partículas o radioterapia intersticial. En esta terapia se utilizan pequeñas cápsulas radioactivas que se colocan directamente en la próstata, que van administrando una radioterapia interna. Su uso suele reservarse para hombres jóvenes con una enfermedad en etapas iniciales y de lento crecimiento.
Por último, también existe la crioterapia, que utiliza una fuente de energía basada en el frío que se puede aplicar en cualquier región prostática para eliminar las células cancerosas. En general, “la cirugía robótica sigue evolucionando con mejoras tecnológicas, al igual que los aparatos de radioterapia, que cada vez son más precisos, focalizando el área del tumor reduciendo los posibles efectos secundarios”, explica el doctor Peinado. Además, también se están desarrollando nuevos fármacos que ofrecen perspectivas innovadoras a los pacientes y mejoran su calidad de vida y supervivencia.